Mi adorable esposo embarazado
Capítulo 16
—Doctor… —Iwamoto.
Frotándose la nariz uno contra el otro, todavía seguíamos llorando. Fue mi primera experiencia, besando a alguien, acariciando a alguien y quitándome la ropa con la ayuda de alguien. Mi cuerpo es muy pobre en comparación con el de Iwamoto. El ancho de mis hombros es razonable, pero mi carne es delgada y casi inexistente… Ahora, sin embargo, había olvidado avergonzarme de mi yo que era bastante flaco y viejo. Quería tocarlo y también quería que me tocara.
—Umm…
Chupé el grueso y liso cuello de Iwamoto hasta que su oscuro cabello corto se agitó y le cubrió los ojos. Le besé la clavícula dulcemente, con ambas manos acomodadas justo al lado y después… me deslicé sobre su cuerpo, besé el hueso de su cadera y llegué hasta quedar a centímetros de sus genitales. Mirando hacia arriba, me doy cuenta de que Iwamoto está sonriendo.
—¿De verdad está bien?
—Puedes hacer cualquier cosa conmigo…
Iwamoto abrió un poco más las piernas, respiró hondo… Y entonces ya estaba allí, mirándole para tratar de pensar correctamente en cómo se hacía una felación. Al final, lo lamí porque quería y dónde quería. Era solo una manifestación del creciente deseo que tenían mis labios por él. Busqué grietas con la lengua y usé los dedos para manejar correctamente las raíces de su piel.
—¡Huh…!
Escuché su voz y, cuando volví a mirar hacia arriba, vi que los codos de Iwamoto, los que utilizaba para incorporarse y mirarme, se habían caído. Se tendió por completo en la cama, había levantado la barbilla y estaba jadeando como un demente. El líquido espeso se desbordó de la punta y su pene se volvió mucho más duro que antes.
En retrospectiva, mi primera vez utilizando la boca no debió haber sido buena… Pero la expresión y reacción de Iwamoto fue una recompensa abrumadora para mí. La bestia en mí, la que lo había dominado, se regocijaba al verlo estremecerse. Mi instinto, que había estado dormido desde la pubertad, fue mucho más violento de lo que pensaba que sería. Pero al menos había cosas de las que debía estar orgulloso. Era egoísta y desesperado, pero no le estaba haciendo daño. Fui recto, como una lanza afilada. Como ordenó mi bestia, levanté sus apretadas rodillas y dejé que sus muslos se abrieran un poco más. Porque de verdad lo necesitaba de esa manera.
—¡Ah…! ¡Ah, ah!
A Iwamoto no le importa gritar cuando le levanto la cintura… Me sorprendió que repentinamente pudiera meterme su pene en la boca. Mis mejillas estaban encajadas entre sus fuertes muslos, mis manos enterradas en sus piernas y luego, volvió a levantarse porque realmente quería ver lo que estaba haciendo con él. Su cara se retorcía mientras sostenía su boca con la mano. Y luego, lo penetré con los dedos.
—¡¡Doctor!!
El interior de Iwamoto estaba caliente y húmedo. Son los beneficios de ser un HUFA después de todo. Ser apretado y terriblemente palpitante por todos lados.
—Hah… No, por favor…
No me importó y una vez más sostuve su punta en mi boca para llevarla hasta lo más profundo de mi garganta. Frunciendo los labios y yendo y viniendo de abajo para arriba, su reacción es tan buena que no puedo dejar de repetirla por un buen rato. Al mismo tiempo, descubrí que tenía un agujero saludable y hermoso que hacía un sonido obsceno y extraño debido a la presencia de mis dedos. Los abrí…. Empujé los tres juntos hacia abajo, giré y empujé de nuevo. Entonces, un objeto resistente tocó la punta de mi dedo. Creo que esta es la próstata. Me encantaría molestarlo más.
—Doctor… En esa parte…
Su voz era terriblemente dulce… Y eso no me estaba ayudando a volver a la cordura. Más bien, el agua hirviendo en mi pecho se había vuelto petróleo en llamas. No sabía que la voz baja de un hombre podía ser así, tan brillante y perfecta. Él… había dicho que consoló su recto repetidas veces con los dedos. Sí, ciertamente parece estar acostumbrado a aceptar este tipo de movimientos, por lo que no tuvo problemas con mi pobre técnica mal ejecutada… Era completamente vulnerable a la estimulación. Sus sensuales y gruesos labios ya no podían pronunciar palabras significativas… Más bien, se retorcía y sacaba pequeños jadeos de vez en cuando.
Al separarme definitivamente, abrí mucho los dedos y dejé que el sonido desvergonzado de sus fluidos resonara en toda la habitación. Iwamoto respiró hondo una última vez. Había saliva goteando desde el borde de su boca… No parecía sentir ningún dolor, pero definitivamente estaba experimentando un fuerte orgasmo. Se ha derretido y se ha vuelto obediente y lindo. Suave, está temblando sin control justo encima de mi cama. Sentí una satisfacción increíble.
He tenido varios deseos oscuros con él… Ninguno de los cuales me ha brindado tanta comodidad como la que tengo ahora. Fue una alegría increíblemente dulce y también, increíblemente malvada.
Es hora. Necesito los condones. Saqué mis dedos de su interior…
—¡Hmm!
Está tan húmedo que dibujo un hilo transparente con mis dedos. Los bacilos que viven en el recto de Iwamoto parecen estar haciendo bien su trabajo.
—¿A dónde…? ¿A dónde vas?
—A ninguna parte, estoy justo aquí.
Levanté mi cuerpo y tomé su mano para intentar calmarlo. Después, suavemente, lo solté y tomé la caja de anticonceptivos que se había quedado tirada en el colchón. Iwamoto persigue mis acciones con ojos lentos y cansados. Él fue quien me recordó la existencia de los condones, pero pareció darse cuenta de pronto de que realmente los íbamos a utilizar. Él entró en pánico cuando violentamente rompí el paquete y lo desempaqué.
—¿Sabes cómo ponértelo?
Y se preocupa por mí con un tono leve. No lo soporto. ¿Cuánto tiempo lleva ponerse esta cosa?
Tiene lágrimas en los ojos y… definitivamente no sé qué expresión estoy haciendo yo porque Iwamoto se echó a reír y me abrazó en cuanto me puse sobre él. Entrecerró los ojos, diciendo cosas tiernas con la voz de un hombre tímido. Besando mis mejillas, mi boca y mis oídos.
Dijo después de un rato: “¿Estás seguro de que eres virgen?”.
Y continuó casi sin aliento: “Sé amable conmigo, ¿sí?”.
Por favor, elógiame más. ¡Porque soy un virgen que lleva aguantando tus increíbles reacciones por horas sin tener un maldito infarto!
Lo que es más, me dijo que fuera gentil, pero juro que me estoy volviendo loco con toda esta situación…
Agarré sus muslos con ambas manos, lo levanté y lo extendí sobre la cama. Con todo expuesto, Iwamoto volvió su cara hacia un lado como si se hubiera vuelto increíblemente tímido de pronto.
Cuando acerqué la punta, Iwamoto me ayudó a guiarme para que pudiera entrar. Al mismo tiempo, descubrí que su ano ya estaba todo suelto y lindo.
La punta entra…
—Ugh…
Los ojos de Iwamoto están cerrados con fuerza, pero no parece dolerle.
—¿Estás bien?
Pero mi cintura no se detiene. Hace calor, estoy increíblemente mareado.
—Ah, ah… Estoy bien… Ah… ¡Ah!
Cuando entré hasta el fondo, sentí que la punta de mi pene empujaba por completo su pared de carne. Está temblando, con la espalda curvada y la boca toda abierta. Está aceptándome…
—¿Te duele?
—No lo sé…
El interior de Iwamoto se encoge fuertemente, se ondula. Me aprieta y me retiene en un solo lugar…
¿Es normal que se sienta así? ¿O es este terrible ajuste exquisito exclusivo de él?
Intento quitarme de encima la desesperante sensación de eyaculación. Es demasiado estimulante, pero no quiero parar.
¡Qué atractivo es cuando jadea de esa manera! Quiero escuchar más. Todavía más. Definitivamente un poco más.
—Oh… ¡Oh!… ¡Doctor! Espe… ¡¡Ah!!
No podría soportarlo ni un momento más, incluso si de pronto gritara que le duele terriblemente.
Iwamoto presiona y sacude las caderas. Me atrae de una manera espeluznante.
Pongo mi codo al lado de la cara de Iwamoto y paso mi brazo bajo su cabeza, para sostenerlo un instante…
Las manos de Iwamoto entonces giran alrededor de mi espalda y se clavan con fuerza sobre mi piel. Inhalo su olor mientras le beso la oreja y golpeo mis caderas contra su trasero una y otra vez. Constantemente.
El sonido de la carne golpeando violentamente contra un lugar mojado reverbera de una forma descuidada por toda la habitación.
—Es… espera un poco…
Iwamoto me habla cerca de los labios… Sin embargo, su voz era totalmente contraproducente si lo que intentaba era que dejara de moverme. Sus palabras eran lo mismo que un mal hechizo para mí.
—¿Duele?
—No… Pero siento que ya…
Iwamoto iba a correrse y quería que parara, pero sus piernas me envolvían como si ya me echaran de menos, aunque todavía seguía allí.
—Doctor…
—Ya está… tranquilo.
Su cuerpo se estira en mis brazos, abre la boca en silencio y se sacude con demasiada fuerza. Dijo que ya estaba a punto, pero sus genitales no liberaron nada, su abdomen está duro y todavía estaba completamente tenso…
Pero cuando lo acaricié y toqué suavemente sobre su pene, entonces finalmente eyaculó en mis dedos. Fue tan fuerte que pareció que incluso iba a comenzar a llorar. Yo también eyaculé.
Sus piernas se flexionan y su pecho comienza a subir y bajar nuevamente. Iwamoto me miró por un momento con los ojos llenos de lágrimas. Su respiración estaba agitada…
—Hm… otra vez.
—¿Qué?
Me sorprendió ver que estaba jadeando a pesar de que ya había eyaculado. Sus genitales, que han mantenido su dureza por un tiempo, se aprietan con avidez como si trataran de exprimirse hasta el final mientras se volvía a aferrar a mi cuello.
Era como una criatura mágica… No sé si acaba de tener un orgasmo seco o es algo similar a un orgasmo femenino debido a la estructura de su cuerpo, pero Iwamoto se ve mucho más relajado ahora…
Por el contrario, mi pene ha comenzado a estar duro otra vez. Estoy horrorizado por eso. Si seguimos abrazados de esta manera y continuamos teniendo sexo, el condón no habrá servido para nada y seguramente entraré en un estado de completo pánico.
A toda prisa, me separo y extraigo suavemente el condón mientras lo mantengo presionado. Lo tiro en el cuarto de baño y al final, rápidamente regreso al lado de Iwamoto, que parecía todavía estar intentando recuperarse de un completo impacto.
Cuando está acostado, con los brazos extendidos y los labios húmedos, Iwamoto es realmente como un dios de la mitología antigua.
Me parecía hermoso y se sentía como si no hubiera estado sosteniéndole hasta hace un momento…
Deslizo mi cuerpo junto al suyo mientras intento desenrollar el futón.
—¿Estás bien?
—Doctor…
Finalmente, los ojos de Iwamoto están enfocados en mí.
—Eres increíble. Nada de lo que hice en el baño se parece a esto.
—Me sentí aliviado por el tono que utilizó. Iwamoto me estaba sonriendo—.
El doctor es bueno. ¿Quién iba a decirlo?
Iwamoto rodó y se subió sobre mí para acariciarme la cabeza y besarme en la boca.
Fue tan maravilloso que el futón dejó de tener sentido… Porque hacía frío, pero mi cuerpo estaba más que caliente si lo tenía a él allí conmigo. Solo quiero sentir el calor del Iwamoto por un tiempo más.
Un rato más…
—Me sorprendió, pero se sintió bien.
—Yo también me sentí bien.
—Ese doctor de hace un rato, parecía un poco diferente del doctor de siempre…
—Bueno, yo estoy igual de impactado.
Me sorprendió que hubiera una parte tan egocéntrica en mí… Pero fui acorralado y entonces revelé una extraña naturaleza vergonzosa.
Entendía que tanto el doctor tranquilo como el doctor de hace unos minutos, querían devorarlo y tragarlo por porciones iguales.
Iwamoto lo vio. Lo sabía.
—Estaba tan desesperado por comerte que casi me muero.
Iwamoto se ríe de nuevo.
—Profesor, normalmente no me siento así en absoluto…
Fue muy bueno. Me gustó bastante.
Iwamoto tenía la cara coloreada de rojo, así que lo miré fijamente.
—¿En serio estuvo bien?
Tiene razón… Se sintió maravilloso.
—El doctor es terriblemente bueno en la cama…
—Iwamoto pone una gran mano en mi mejilla y se acerca lentamente a mi rostro.
Estaba tan feliz de que me besara, que incluso me puse a reír—
—Mi doctor virgen…
—Mientras me besa, Iwamoto susurra esto burlonamente…
Lo suficientemente cerca como para que nuestras pestañas choquen. Sus ojos están húmedos de lujuria—
—Es inesperadamente bueno.
—Me besó de nuevo, esta vez un poco más largo y un poco más fuerte… Cada vez que mi lengua se enreda en la suya, su respiración se eleva—
—¿Eso significa que mi trasero te gustó?
—No solo tu trasero… Eres todo tú.
—Qué pervertido.
Iwamoto se balancea sobre mí, besándome y acariciando mi pene con el suyo.
Estaba emocionado de ser tratado así, por lo que bien podría haber sido un verdadero pervertido.
Hizo un ruido suave con la lengua y me besó una y otra vez mientras alternaba sus movimientos con mordidas.
—¿Lo hacemos de nuevo?
Los dos estamos desnudos, tocando nuestros penes.
Una vez que esto sucede, obviamente no hay marcha atrás.
Por supuesto que solo tenía una respuesta.
—Sí.
—Ya lo sabía.
Iwamoto se ríe como si estuviera orgulloso de sí mismo.
¡Yo estoy orgulloso de mí!
Definitivamente quiero hacer esto para siempre.
Y amarnos hasta que la fecha cambie.