La segunda boda del millonario
Capítulo 1
Meng Yang sentía dolor de cabeza, además de un poco de frío por el viento y la lluvia que lo empapaban.
¿Lluvia?, se preguntó Meng Yang. ¿Cómo podía estar lloviendo sobre él? ¿No se suponía que estaba en la cueva?
Tras respirar profundamente, Meng Yang determinó rápidamente que no estaba en la cueva, ni siquiera en las montañas bajo el acantilado.
—Eh, ¿estás bien? —Míralo, está inconsciente, ¿no? —¿Por qué está tirado este tipo en medio de la carretera? —¿Habrá bebido demasiado? —¡Esto es demasiado peligroso! La gente ya no se toma en serio su vida.
Meng Yang escuchaba voces a su alrededor. Abrió lentamente los ojos, apenas una rendija; aunque su visión era borrosa, aún podía distinguir una multitud a su alrededor. Había estado ciego durante tantos años… ¿cómo era posible que pudiera ver? Seguro estaba soñando. Pensando en eso, volvió a perder el conocimiento.
Al día siguiente, cuando despertó, ya había sido dado de alta del hospital. Reposaba en su cama, mirando una y otra vez la habitación que le resultaba tan familiar, entrecerrando los ojos ante el sol que se filtraba por la ventana. No había podido ver con sus propios ojos durante muchos años, y solo entonces comprendía lo hermosa que era la capacidad de ver.
Nunca imaginó que esperaría, esperaría, y esperaría… quince primaveras, veranos, otoños e inviernos, esperando la oportunidad de renacer, de regresar. Y al fin, había vuelto al tiempo en el que aún no era demasiado tarde. Cuando despertó en el hospital, supo que no era un sueño y lloró durante mucho tiempo. La enfermera creyó que estaba sufriendo y llamó al médico para hacerle muchas pruebas nuevamente.
Mientras Meng Yang disfrutaba de la sensación de poder ver, la puerta de la habitación se abrió lentamente. Al voltear la cabeza, sintió de inmediato una fuerte sensación de rabia, como si alguien le apretara el cuello con fuerza, dificultándole la respiración.
—Meng Yang, ¿estás bien? —preguntó Yu Junchen, con rostro ansioso y preocupado.
Meng Yang lo miró fijamente, sin responder.
—Recibí una llamada de mi madre desde el extranjero. Cuando supe que casi te atropella un coche y te habían internado en el hospital, sentí que me moría. Regresé tan pronto como pude —Yu Junchen se acercó a la cama y se sentó a su lado, mirándolo con preocupación—. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?
Meng Yang contuvo el odio y la rabia, y negó lentamente con la cabeza.
—Menos mal —suspiró Yu Junchen—. ¿Por qué fuiste tan descuidado? Casi te atropellan en tu cumpleaños. ¿Dónde estaba Luo Sheng? ¿No estaba contigo?
Justo cuando terminó de hablar, Luo Sheng entró por la puerta. Miró primero a Yu Junchen, luego a Meng Yang, y dijo con el ceño fruncido:
—¿Cuántos años tienes, tirado en la calle? ¿Solo porque no pasé tu cumpleaños contigo? Hay un límite para hacer berrinches, ¿no?
—Recién salió del hospital, seguramente se siente muy mal. ¿No puedes hablarle bien? —replicó Yu Junchen, molesto—. ¿No te dije antes de irme que pasaras su cumpleaños con él? ¿Por qué no estuviste con él? Si hubieras estado allí, ¿le habría pasado esto?
—Quería pasar su cumpleaños con él, pero mi abuelo llamó de repente para una reunión familiar. Ni mis tíos se atreven a faltar, así que no tuve opción. Ya le dije que le compensaría su cumpleaños después, ¿cómo iba a saber que se enfadaría tanto como para tirarse a la calle? —Luo Sheng lo miró con impaciencia—. Los cumpleaños vienen cada año, tampoco es para tanto.
Yu Junchen miró a Meng Yang.
—Meng Yang, no lo dijo en serio, no te enojes. Mi cumpleaños es en unos días; podríamos celebrarlo juntos, ¿te parece?
—Te compensaré —añadió Luo Sheng—. Haré una gran fiesta e invitaré a todos tus amigos. ¿Así estás satisfecho?
Meng Yang se burló por dentro. Pensaba que los dos estaban perfectamente coordinados; su actuación era impecable. No necesitaba fijarse mucho, con solo respirar podía oler el mismo gel de ducha en ambos. Debían haber venido del hotel juntos y luego fingieron llegar por separado.
—Estoy cansado, quiero descansar. Pueden irse —dijo débilmente Meng Yang, y luego se recostó cerrando los ojos, fingiendo estar dormido.
Yu Junchen miró a Luo Sheng y luego se levantó.
—Descansa bien. Si quieres comer algo, solo dímelo y te ayudaré.
Al ver que Meng Yang no respondía, pensó que se había dormido, y con una mirada hacia Luo Sheng, ambos salieron juntos.
Pero Luo Sheng no se fue enseguida, sino que fue a la habitación de Yu Junchen.
Una vez allí, Yu Junchen dijo con aire culpable:
—Crecí con Meng Yang, conozco su carácter mejor que nadie. Su temperamento cambia rápido. Aunque se enfade, se le pasa pronto. Pero cuanto más callado esté, más dolido está. No deberíamos haberle hecho esto justo en su cumpleaños. Él solo quería pasar ese día contigo, deberías haber cumplido su deseo.
—No quiero estar con él. Cada vez que estoy a su lado, solo pienso en ti. A quien amo ahora es a ti, no a él. Si uno no está enamorado, no lo está. Es por él que no podemos estar juntos abiertamente. Creo que ya hemos considerado bastante sus sentimientos. No hay nada que lamentar. Le diré la verdad tan pronto como pueda, y así quizá podamos seguir siendo amigos.
—Lo he intentado muchas veces, pero él te quiere de verdad. No aceptará fácilmente una ruptura —dijo Yu Junchen, sosteniéndose la frente con impotencia—. Después de todo, nosotros fuimos quienes lo lastimamos primero. Al menos intentemos minimizar el daño.
—Solo salgo con él, no estoy casado; y aunque lo estuviera, si ya no hay sentimientos, me divorciaría. Ahora quiero romper con él. ¿Acaso no puedo hacerlo solo porque él no está de acuerdo? —Luo Sheng hablaba molesto, visiblemente frustrado—. ¿No puedes preocuparte un poco por mis sentimientos? ¿Y por los tuyos también? ¿No puedes ser un poco egoísta y dejar de pensar en los demás todo el tiempo?
—Por supuesto que me importan tus sentimientos —respondió Yu Junchen, tomando su mano y apoyando la cabeza en su hombro—, pero ahora… no es el mejor momento para que termines con él. Solo espera un poco más, por favor.
—No puedo esperar —replicó Luo Sheng, con el ceño fruncido—. Quiero hablar con él lo antes posible. Ya no quiero seguir escondiéndome contigo, quiero que todos sepan que te amo.
—Pero… aunque rompas con Meng Yang ahora, no podremos estar juntos abiertamente de inmediato. Con el temperamento que tiene, no sabemos qué podría hacer —Yu Junchen lo miró con ojos suplicantes—. Solo te pido que, por mí, esperes un año o dos más. Cuando esté por graduarme, lo haremos público. Para entonces, sus sentimientos por ti ya habrán desaparecido, y podrá aceptar lo nuestro sin sentir que fue traicionado. ¿No sería mejor así para todos?
Luo Sheng sostuvo la mirada de Yu Junchen por un largo instante. Luego lo abrazó con fuerza, frustrado.
—Eres experto en hacerme sufrir… Sabes que haría cualquier cosa por ti.
—Gracias —dijo Yu Junchen, acariciando su rostro antes de besarlo.
Después de un rato besándose, ambos comenzaron a quitarse la ropa.
Meng Yang cerró los ojos, reviviendo con claridad los recuerdos de su vida pasada.
Se había enamorado de Luo Sheng a primera vista y fue él quien lo persiguió activamente. Tras algunos encuentros, Luo Sheng comenzó también a sentir algo por él, y así comenzaron a salir.
Yu Junchen era hijo de su madrastra y de su exesposo. Después del divorcio de sus padres, su padre se casó con la madre de Yu Junchen. Habían crecido juntos y mantenían una relación bastante cercana.
Después de que Meng Yang conociera a Luo Sheng, también lo presentó a Yu Junchen, sin saber que este se había enamorado de Luo Sheng desde el primer momento. Al principio, por respeto a Meng Yang, Yu Junchen evitó acercarse, pero al final no pudo contener sus sentimientos y comenzó una relación clandestina con él.
Meng Yang tenía un rostro bonito y delicado, pero su temperamento no era precisamente el mejor. Yu Junchen, en cambio, no era tan guapo, pero sí atractivo, con una personalidad encantadora y una habilidad natural para leer las emociones ajenas. Luo Sheng pensaba que, si pudiera combinar el rostro de Meng Yang con el carácter de Yu Junchen, tendría al amante perfecto.
Al principio, Luo Sheng veía virtudes en ambos y no sabía a quién elegir, pero poco a poco se convenció de que su verdadero amor era Yu Junchen. Creía que estaban destinados a estar juntos.
Así, cuando Meng Yang y Yu Junchen cursaban su segundo año de universidad, Luo Sheng terminó con Meng Yang. Pero este se negó a aceptarlo y trató por todos los medios de recuperarlo. Fue entonces cuando, ya estando juntos públicamente, Meng Yang escuchó por casualidad una conversación entre su padre y su madrastra, en la que se enteró de que Luo Sheng y Yu Junchen llevaban mucho tiempo viéndose a escondidas.
Aquella doble traición lo devastó. Rompió todo vínculo con ambos y los enfrentó directamente.
Muchas cosas pasaron después, pero el desenlace fue el siguiente: para encubrir que Yu Junchen había incriminado a Meng Yang, Luo Sheng decidió envenenarlo. Creyéndolo muerto, ordenó a sus hombres arrojarlo por un acantilado en lo profundo de las montañas.
Sin embargo, Meng Yang no murió. Un árbol enorme detuvo su caída. Pero el veneno lo dejó ciego, sordo y mudo. Durante quince años enteros, vivió solo, atrapado entre las estaciones, sufriendo en carne viva el dolor, el odio y la desesperación. Al principio, fue un infierno; pedía a gritos que alguien le permitiera morir. (2) Con el tiempo, aprendió a sobrevivir, pero como una bestia salvaje.
Ahora que el destino le daba la oportunidad de volver atrás, cada dolor, cada traición, cada humillación… los devolvería uno por uno.