El favorito del Rey Dragón
Capítulo 18
La capacidad de traducir los idiomas fue mucho más útil de lo que había pensado.
Esta capacidad de leer las ruinas de civilizaciones que fueron destruidas en el pasado, así como los textos de documentos excavados, es un recurso valioso para todos los sacerdotes de Recatovia.
Al principio solo leía y dictaba los documentos en el templo, pero un día, varias otras personas escucharon y tuvieron curiosidad por aprender a descifrar y estudiar las palabras antiguas. Se ha convertido en una situación abrumadora esto de leer todo tipo de literatura entre docenas de sacerdotes e investigadores incluidos.
Muchos caracteres no se pueden leer porque son palabras que no se traducen completamente al japonés. Mientras leo el contexto, discuto y completo las palabras que me hacen falta con ayuda de los sacerdotes —aunque no era bueno estudiando en la escuela, este trabajo es bastante divertido…
Pasé unos días interpretando solo una oración y cuando finalmente llegamos a la respuesta correcta, todos gritaron tomados de la mano, con el ceño fruncido y los ojos encantados.
Los sacerdotes son mucho más mayores que yo, pero sabía que la sensación de lograr un solo objetivo en grupo era bastante emocionante. No importa si somos adultos o niños. Estaban muy agradecidos, decían cosas como: “Gracias a Tierra-sama nuestra inteligencia está aumentando” o “Nos hubiera costado mucho sin ti”. Y, como parecía que había impresionado a todo el ministerio, fui alabado y amado exageradamente otra vez.
Cada vez paso más tiempo en la cocina del templo. Allí, la proporción de hombres y mujeres que trabajan se divide en partes iguales.
Me enseñaron a preparar los platillos dedicados al Rey Ryuo y también, la distribución de los desayunos y cenas para más de 200 sacerdotes y personas que trabajan en el templo. Con bocadillos incluidos.
La cocina es bastante grande. Hay tres enormes hornos de piedra que funcionan con gas y hay varios hornos que queman leña. Hay platos, ollas grandes y un sabroso olor de pan horneado por todos lados. Aunque Lütbya tiene un clima caluroso durante todo el año, siempre hay mucho movimiento y una fuerza laboral viva y animada. La cocina es un poco vieja y pulida a la antigua, pero me da la impresión de que estar allí constantemente debe ser en realidad bastante agradable.
Parece que las personas que trabajan en la cocina no saben qué actitud tomar cuando me ven por allí. Siempre estoy acompañado de Custadio, pero en los momentos en los que no —como ahora—, solo alcanzo a hacer una reverencia frente a todos y decir: “Gracias por preparar siempre una comida tan deliciosa”. Las comidas que como en las mañanas y en las noches en el castillo son lo que han preparado aquí, así que quería agradecerles tanto como me fuera posible.
El chef, que es un hombre musculoso con bigote, barba y que se ve un poco aterrador, mira hacia abajo y dice: “Muchas gracias por tu gentileza…”, mientras sonríe y hace más pequeños los ojos.
Fue muy amable, así que me sorprendió.
—Vaya, Tierra es muy popular aquí.
Una mujer con una sonrisa enorme golpea la espalda del chef repetidas veces y da un paso delante de mí. Sigis ya me la había presentado: es Michelle-san. Una mujer de la misma edad que Custadio, con el cabello marrón miel intrincadamente tejido y atado y la parte superior cubierta con una tela de forma triangular… A pesar de la hermosa apariencia de la gente de Lütbya, me sentía completamente familiarizado con su cuerpo regordete y su cara redonda.
—Las ranas me han dicho continuamente qué condimentos son tus favoritos, pero a partir de ahora… ¡¡Ojalá pueda preguntarle directamente a Tierra cuáles son sus preferencias especiales!!
Michelle es muy amable. Está a mi lado, habla conmigo y me tiene mucha paciencia.
—¿Quieres cocinar, cariño? —pregunta— Primero, hay que pelar algunos vegetales y preparar unos pocos ingredientes más.
Mientras me guía a una pequeña mesa en el centro de la cocina y me enseña sobre los conceptos básicos para sostener un cuchillo afilado, el señor Sigis mira atentamente desde el lado más alejado. En realidad, ¡todas las personas que trabajan en la cocina están mirando lo que hago! Es muy incómodo… aunque no es para nada igual que lo que siento estando en la tierra. Por ejemplo, en la sala de conferencias los investigadores se centran en mi voz, no en mis acciones o en mi cara, y aquí parecía que se concentraban más en el movimiento que hacía con los dedos.
Mis hombros estaban rígidos así que Michelle se levantó y gritó:
—¡¿Y a ustedes qué les importa?! ¡Pongan atención en sus propios trabajos!
Inmediatamente después, Michelle volvió a sentarse con una sonrisa bastante amarga.
—El sacerdote me explicó: “Tierra no es bueno para confrontar a la gente, por lo que me gustaría que le enseñaras a cocinar en una habitación privada”. Pero pensé que sería más eficiente enseñarte en una cocina con un pozo de agua y una fuente de fuego. Yo fui quien insistió en esto así que les dije a estos tipejos antes de comenzar: ¡Si le hacen algo, voy a patear sus traseros!
—Ah… De verdad estoy agradecido.
Se dice que mi cara es extraña y que el color de mi piel es extraño también, supongo que es normal que quieran mirarme, pero todavía no tengo la suficiente confianza en mí mismo como para dejar que sea así.
—No te preocupes por eso. Cuando escuché que Tierra quería aprender a cocinar…
¡La verdad es que me sorprendió y me emocionó bastante! Bueno, si estás nervioso.
¿Qué tal si te desquitas cortando las verduras y pelando las papas? Michelle se ríe… Yo solo intento no cometer ningún error.
A pesar de pelar como me enseñó, las papas que tengo en la mano pierden un tercio de su tamaño original. En la canasta frente a ella, que está sentada en una silla junto a mí, ya había varias papas bellamente peladas así que me avergonzaba completamente por mi poca habilidad. ¡Era terriblemente malo! Y mis mejillas entonces se calentaron un montón.
—Lo siento.
—Oh, no pasa nada. Todos son así al principio. No seas impaciente, solo ten cuidado de no cortarte los dedos.
—Bien…
Pero cuando quito los ojos de las papas veo no solo a Sigis, sino también a Custadio, Elmia y Vidal a poca distancia de mí.
—¿Qué …? ¿Qué están haciendo?
Sigis les dijo a Custadio y a Elmia que salieran de la cocina para dejarme trabajar, pero el príncipe contestó de inmediato:
—¡Quiero hacer lo mismo que hace Tierra! ¡Quiero, quiero, quiero, quiero!
Se sienta a mi lado y comienza a pelar las papas mientras que Vidal, que es aparentemente su amigo más cercano, lo vigila con atención.
El señor Custadio dice que tiene muchas ganas de llamar al pintor y reflejar esta vista relajante en un lienzo que pueda colgar en su pared. ¿Por qué siempre parecen tener ideas tan extrañas relacionadas conmigo? Solo quería aprender a cocinar, no que dibujaran mi cara fea.
Me levanté rápido.
—Aparte del príncipe, ¿Custadio puede salir? A pesar de que intento no prestar atención… La verdad es que me siento muy nervioso.
—Ugh… Tierra-sama, ¿te molestaste? —El señor Custadio me pidió que lo disculpara. Se inclinó, se arrodilló y pareció que estaba a punto de comenzar a llorar.
—¡Lo sientoooooo! Elmia dice:
—Vamos, fuera.
Cuando los mira desesperadamente como si estuviera realmente preocupado por mi estabilidad mental.
Me pregunto: ¿Cómo puedo agradecerle por esto?
—Mira mi papa, Tierra.
El príncipe me dijo que era la primera vez que pelaba algo, pero en su mano había una papa lisa y perfectamente bien preparada.
—¡Eh! Elmia, ¿no eres demasiado bueno en esto? ¿De verdad nunca habías pelado papas?
Elmia orgullosamente dijo:
—Es mi primera vez. —Y sonrió, de una manera enorme y hermosa—. Me gusta jugar con espadas y estoy acostumbrado a afilar mis propios cuchillos. El problema es que le tienes demasiado miedo.
—Con que es así…
Es genial cuando imagino a un joven Elmia practicando con una espada.
—Bueno, bueno, sigue pelando muchacho. Con la práctica, te acostumbrarás al cuchillo de cocina y pronto tú también serás bastante bueno en eso.
Cuando Michelle-san sonríe, me siento bastante confiado conmigo mismo y con mis inexistentes habilidades también.
—Claro que sí.
Michelle entonces me contó que era la esposa del chef principal, y que estaba esperando un bebé. De todas maneras trabaja mucho, piensa en los menús diarios y tiene la última palabra sobre los condimentos, las porciones y el método de cocción. Nadie puede ir en contra de ella. Ni su esposo o Sigis o siquiera el propio Custadio.
Es brillante, gentil y de mente muy abierta… Así que pienso que quiero ser igual. Aunque si lo analizo con cuidado ya he logrado bastante. Estudiar lenguas antiguas con los sacerdotes me ha enseñado la alegría de conseguir un objetivo en grupo.
Aunque soy torpe, pude preparar fácilmente las verduras para una sopa, freír pescado y carne mientras conversaba amablemente con la gente en la cocina.
En un momento dado, comunicarse con ellos se estaba volviendo más mi propósito que el de aprender a cocinar. Estudiaba con Sigis, tomaba té con Custadio y, a veces, tomaba una siesta junto con Elmia. Todos ellos son muy divertidos y opino que conectarse con la gente adecuada se siente de verdad bastante bien. Comienzo a conocerme a mí mismo a través de las conversaciones que puedo intercambiar en la vida cotidiana.
Cuando me di cuenta, pude superar cualquier diferencia racial e incluso sonreír de forma natural.
Entonces, mientras más tiempo pasaba con las personas involucradas en Lütbya, más deseaba su felicidad y más difícil era escaparme de ellos.
Por otro lado, la vida en el castillo se mezcló adecuada, lenta y suavemente.
Siempre paso la noche con el rey y después, leo y escribo mi propio libro ilustrado. Dibujo a mi dragón, a las ranas y escribo sobre los momentos divertidos que pasamos juntos. Cuando le pregunté a Seki por una herramienta que me permitiera dibujar fácilmente, ese día, él llegó con un lienzo, un paquete de cartón, una tabla de madera dura, un trozo de carbón y pinturas acrílicas con pinceles dentro de una botella.
El trabajo de dibujarlos, a pesar de estar mal hecho, era tan divertido que rápidamente quedé absorto en ello. En particular, es divertido dibujar a Rui en forma de humano, pero en mi libro ilustrado, Rui en forma de Dragón aparece por aquí y por allá.
—¿Estás aquí otra vez, Riku?
Siempre dibujo en la sala de la biblioteca. Es un espacio tranquilo rodeado de una gran cantidad de libros y, lo más importante, estoy solo. Pensando, hojeando las páginas de un libro y limpiando adecuadamente mis pinceles mientras pienso en qué más podría plasmar o escribir.
—¡Rui! Me espantaste…
—Vine a llamarte para cenar. No quería sorprenderte.
En lugar de decir una disculpa más formal, él me sonríe, me besa, y con eso yo ya estoy absolutamente bien.
Cuando me atrapa en sus brazos, me levanta y me envuelve, puedo sentirme más seguro que con cualquier otra persona. Tan en paz y a la vez, tan terriblemente emocionado que no puedo respirar.
Mi corazón late más rápido.
Lo amo tanto…
He estado viviendo en este castillo blanco durante más de un año y medio. Se dijo que él podría aburrirse de mí en unos meses cuanto mucho, pero después de todo este tiempo, seguía siendo el favorito de Ryuo.