Después de convertirme en el protagonista alfa, me robé al omega carne de cañón
Capítulo 3
Este Qiu Zhenyang realmente no está bien.
Más allá del contrato de matrimonio, siempre había despreciado a Ling Mu. Incluso los alfas comunes lo evitaban, burlándose de su apariencia poco delicada y de su expresión constantemente fría. Su actitud arrogante tampoco ayudaba. Para muchos, él era simplemente insoportable.
Ling Mu sabía que no debía esperar amabilidad de Qiu Zhenyang.
—No necesitas disculparte —dijo fríamente—. Fue mi madre quien firmó el contrato.
Aun así, le costaba aceptar ese acuerdo. Su madre, Dong Qiulan, se enredó con otro hombre apenas un año después de la muerte de su padre. Y para quedarse en esa familia rica, vendió a su propio hijo como si fuera una mercancía. ¿Cómo no iba a odiarla?
Ling Mu entendía bien la posición de Qiu Zhenyang: su familia estaba en la cima del poder militar de la Federación. Su abuelo era un mariscal honorario, su padre un general de cinco estrellas, su hermano un teniente general, y su madre descendiente de una familia farmacéutica. ¿Qué tenía él para ofrecer?
Había tenido esperanzas una vez. Incluso se sintió feliz de haber sido comprometido con un alfa tan sobresaliente. Pero ese sentimiento se desvaneció con los años. Él también era un omega que deseaba ser amado, pero la realidad lo había golpeado con crueldad.
Qiu Zhenyang notó el cambio en su mirada: fría, distante.
Se frotó las manos, incómodo. Sabía que su repentino cambio de actitud podía parecer sospechoso, pero aun así dijo:
—Sé que te traté mal antes. Me sentía obligado por el contrato y reaccioné mal. Ahora entiendo que fue un error. Lo lamento. ¿Podemos empezar de nuevo?
—¿Empezar de nuevo? ¡Vete al diablo! —gruñó Ling Mu, dándole la espalda con hostilidad.
Qiu Zhenyang se atragantó. Sabía que no sería fácil ganarse su confianza, así que cambió de tema.
—Ling Mu, ¿tienes suficientes núcleos de cristal alienígena para pasar la prueba?
Miró la bolsa que había recogido mientras lo desvestía antes. Al pesarla, supo que no era suficiente.
Un omega, por muy fuerte que fuera, tenía limitaciones físicas. La competencia era feroz, con más de diez mil participantes y solo mil plazas disponibles. Incluso muchos alfas quedaban fuera.
En la historia original, Ling Mu no superaba el examen por no alcanzar la cuota de núcleos.
Ling Mu, ya vestido, no respondió. No quería contarle a Qiu Zhenyang que no había reunido lo suficiente.
Qiu Zhenyang suspiró, pero insistió:
—Yo tengo bastantes. Te puedo dar algunos. No pasa nada.
—No. —Ling Mu frunció el ceño y lo rechazó de inmediato.
—¿Te da vergüenza aceptar algo gratis? —sonrió Zhenyang, mostrando sus dientes blancos—. Considera esto una… recompensa.
Se inclinó hacia él, y de pronto lo besó.
—¡Te voy a matar!
El grito enfurecido resonó por toda la cueva. Ling Mu, con los ojos rojos, sacó un cuchillo pequeño y lo lanzó hacia Qiu Zhenyang.
—¡Solo fue un beso! ¿Qué te pasa? —Zhenyang lo esquivó con agilidad, atrapándolo entre sus brazos—. ¡No me odies tanto! Solo quiero ayudarte. La prueba está por terminar y no tienes tiempo para reunir más núcleos. Antes casi entras en celo y no pediste ayuda porque no querías ser eliminado, ¿verdad?
Ling Mu se quedó inmóvil.
El pecho firme de Zhenyang presionaba contra su cuerpo. Sus brazos lo sujetaban con fuerza, y su aliento cálido lo envolvía. A pesar de que solo lo había marcado temporalmente, sus feromonas seguían mezclándose.
El rostro de Ling Mu se enrojeció al instante. Su cuerpo temblaba y sus ojos estaban nublados.
Zhenyang rió, haciendo que su pecho vibrara contra él.
—¡Basta de reírte! —gritó Ling Mu, aunque estaba débil y no podía escapar de su abrazo.
—Ya, ya, lo siento —dijo Zhenyang con una sonrisa contenida—. Solo quiero ayudarte. Acepta los núcleos, ¿sí?
Ling Mu dejó de resistirse, pero su ceño seguía fruncido. Desde la muerte de su padre, la locura de su madre y la necesidad de cuidar a su hermana, había aprendido a valerse por sí mismo. Qiu Zhenyang pertenecía a otro mundo. No quería deberle nada.
Antes de que pudiera responder, el temporizador en sus muñecas emitió un pitido.
—Atención, participantes. Quedan tres horas para el final de la prueba. Deben llegar al faro de evaluación con al menos 100 puntos. Quienes no lo logren serán descalificados.
El anuncio mecánico sacudió a todos los estudiantes.
Zhenyang miró el cronómetro, luego a Ling Mu, y le guiñó un ojo.
Este se mordió el labio. El dolor en su labio herido lo hizo fruncir el ceño. Empujó a Zhenyang, quien esta vez lo soltó sin resistencia.
Tomó su abrigo y se marchó sin decir palabra.
—Este chico es tan difícil… —suspiró Zhenyang, apagando el fuego con un par de patadas.
Durante el camino al faro, Zhenyang lo siguió a tres metros de distancia. Lo observaba en silencio, preguntándose si alterar la trama original traería consecuencias.
Pero ya no podía dejarlo ir.
En el trayecto, varios estudiantes se reunieron. Zhenyang reconoció a viejos conocidos del instituto.
Uno de ellos lo saludó con una palmada:
—¿Cómo te fue, Zhenyang?
—Creo que aprobaré —respondió encogiéndose de hombros.
Yuan Chenyu, un amigo cercano, gritó:
—¿Tú? ¿No dijiste que ibas a quedar primero? ¡Además, Cheng Anan prometió salir contigo solo si ganabas esta prueba!
Cheng Anan era el omega protagonista de la novela, al que el cuerpo original había perseguido durante un año. En la escuela, todos sabían de ese intento de conquista.
Zhenyang sonrió con indiferencia:
—No importa. Algunas cosas no se pueden forzar.
Ese personaje no le interesaba. No era él quien lo amaba, sino el cuerpo original. Además, no le agradaban las condiciones que Anan había impuesto. ¿Quedar primero para salir contigo? ¿Acaso soy una herramienta para que presumas?
Yuan Chenyu lo miró perplejo. Antes del examen, Zhenyang había jurado conquistar a Cheng Anan. ¿Qué había pasado?
Pero no era momento de hablar. Así que cambió de tema:
—¡Oye, si pierdes, me debes una cena!
—Hecho, come lo que quieras.
Ling Mu caminaba delante. Estaba débil por el celo reciente, y su paso era lento. Zhenyang lo vigilaba desde atrás. De no ser por su protección, le habrían robado los núcleos de cristal varias veces.
Al llegar al faro, Ling Mu se detuvo.
Zhenyang se adelantó con calma, sacó dos núcleos de cristal de tercer nivel y se los ofreció.
Ling Mu los miró y sus orejas se tiñeron de rojo.
—…Gracias. Te los pagaré —dijo en voz baja, frunciendo el ceño.
Sabía que no podía perder esta oportunidad. La Academia Interestelar era el único lugar donde los omegas podían aprender a pilotar mechas. Si fallaba, jamás volvería a acercarse al mecha de su padre.
Zhenyang sonrió.
—¿Crees que me faltan núcleos? Considéralo un regalo.
La actitud descarada de Zhenyang disipó algo de su vergüenza. Ling Mu lo miró con frialdad:
—Haz lo que quieras, pero te lo devolveré.
—¿Todo? —murmuró Zhenyang con tono sugerente—. ¿De verdad me vas a devolver todo?
Ling Mu se sonrojó hasta el cuello, agarró los núcleos de cristal, bajó la cabeza y casi huyó hacia el punto de entrega.
Zhenyang se echó a reír.
Con un joven así… ¿cómo podría no querer protegerlo?