Convertirse en la esposa consentida del magnate empresarial
Capítulo 5
El corazón de Shang Yan dio un vuelco.
Cuando Qu Xiao se acurrucó en su pecho, un mechón de su cabello cayó sobre su cuello, dejando una delicada fragancia a limón. Ese aroma, suave y dulce, parecía tocar deliberadamente su nuez de Adán.
Los ojos de Shang Yan se oscurecieron. Estaba por apartarla cuando…
—¡Toc toc!
La puerta fue golpeada con fuerza.
Ambos se giraron al mismo tiempo. Apoyado en el marco, Shang Xinchen entró aplaudiendo con una sonrisa sarcástica.
—¡Qué espectáculo! Ayer gritabas que querías irte con Ling Chi, y hoy ya te lanzas sobre mi hermano. ¡Eres una descarada sin escrúpulos!
Qu Xiao se sonrojó, bajando la cabeza mientras retorcía nerviosamente el dobladillo de su ropa.
Shang Yan le lanzó a Shang Xinchen una mirada de advertencia. No importaba lo que hubiera hecho Qu Xiao, seguía siendo su esposa, y no permitiría que otros la juzgaran.
Pero Shang Xinchen, enfurecido, se acercó con el dedo casi rozando la cara de Qu Xiao.
—¡Hermano! ¿Acaso aún no ves lo que es esta mujer? Las fotos que recibiste fueron tomadas por detectives privados. ¡Después de casarse, se seguía reuniendo con Ling Chi!
—¿Ya lo olvidaste? Ayer vino a la empresa, causó una escena en tu oficina y te presionó para que firmaras el divorcio. Incluso se atrevió a decir frente a los accionistas que quería fugarse con Ling Chi. ¡Te dejó en ridículo frente a todos!
Apretó los puños, con las venas marcadas de la ira, conteniéndose para no golpearla.
—Alguien grabó un video de esa escena y lo subió a Internet. ¡Ahora es viral! Aunque el departamento de relaciones públicas trabaja sin descanso, sigue difundiéndose. ¡La familia entera está siendo humillada!
—¿Crees que puede compensar todo esto solo con un par de palabras bonitas?
Se volvió hacia Shang Yan con tono más contenido, intentando convencerlo:
—Hermano, las acciones de la compañía han caído un cinco por ciento. Todos los accionistas quieren que te divorcies de ella. Si no lo haces, amenazan con retirar sus inversiones. ¡No puedes dejarte llevar por la emoción!
La habitación quedó en silencio.
Qu Xiao bajó la cabeza, avergonzada. ¡Dios mío! ¿Cuántas estupideces hiciste en el pasado? Ahora entendía que ganarse de nuevo el corazón de Shang Yan no sería tarea fácil. Primero debía encontrar la forma de quedarse a su lado.
Shang Yan sacó su teléfono y reprodujo el video. La voz de Qu Xiao, hablando con arrogancia frente a los accionistas, resonó en la habitación. Cada palabra le provocaba una punzada de vergüenza. Se sentía tan humillada que deseaba desaparecer.
Shang Xinchen cruzó los brazos, observándola con desprecio.
Qu Xiao, rápida de reflejos, pellizcó con fuerza la piel de su brazo para provocarse lágrimas reales. Cayó al suelo fingiendo debilidad, con voz temblorosa y mirada suplicante:
—¡Me enseñaron a decir eso! ¡No era lo que yo quería! Me engañaron… hice cosas terribles porque estaba confundida…
Se llevó la mano a la frente, fingiendo mareo.
—Ahora estoy aturdida… no puedo pensar con claridad… No puedes pedirme que tome una decisión así…
—¡No aceptaré el divorcio! —añadió, levantando la voz con decisión, mientras secaba sus lágrimas con dramatismo, mirando de reojo a Shang Yan.
Este presionó su frente con los dedos, sintiendo un fuerte dolor de cabeza por toda esa escena.
Reflexionó en silencio. Finalmente, suspiró:
—Llama al médico para que la revise. Dejaremos el tema del divorcio para después, cuando se recupere.
Shang Xinchen abrió la boca, dispuesto a discutir, pero Shang Yan lo silenció con una mirada firme.
—Volvamos a la empresa —ordenó—. Tenemos que controlar los daños lo antes posible.