Cómo enamorarse del villano
Capítulo 19
Ya An estaba asustado. Se dio cuenta de que, mientras deambulaba sin rumbo, había llegado al bosque profundo. Un sudor frío lo cubrió de inmediato.
Al mirar hacia el lugar de donde provenía un sonido extraño, vio a un cambiaformas sumamente atractivo.
El cambiaformas tenía el cabello verde oscuro, muy distinto al castaño habitual de la gente de la tribu. Aquello lo hacía lucir extraño y deslumbrante. Sus ojos brillaban intensamente, como si fueran capaces de atrapar tu mirada y llevarte con ellos, haciéndote olvidar todo. Su cuerpo fuerte y erguido emanaba una sensación de poder explosivo, y el aroma de un cambiaformas dominante flotaba a su alrededor.
Ya An quedó cautivado.
Jamás había visto a alguien tan fuerte y encantador.
—¿Quién eres? —logró preguntar, casi sin darse cuenta.
—He venido a salvarte, encantadora criatura. Sígueme y te haré feliz —dijo el cambiaformas, mientras sus pupilas se estrechaban, y su voz adquiría un tono lento e hipnótico.
Ya An sintió cómo su mente se vaciaba lentamente. Todo lo demás dejó de importar. Solo quería estar con él, con ese cambiaformas extraño. Lo deseaba con todo su ser. Estaba seguro de que había nacido solo para entregarse a él, su dios.
Nada podía detenerlo mientras caminaba hacia esa figura, como una polilla atraída por la llama.
—Ven, buen chico. Te haré feliz —murmuró el extraño mientras levantaba a Ya An en sus brazos. Su voz seguía siendo lenta, como un hechizo.
. . .
—Ah Yu, tengo malas noticias. Acabo de darme cuenta de que Ya An ha desaparecido. ¿Crees que algo le haya pasado? —Ya Qi, todavía afectado por la sorpresa de haber sido nombrado próximo médico de la tribu, se encontraba muy inquieto. Siempre creyó que Ya An sería el sucesor, así que se sintió culpable. Intentó buscarlo para disculparse, pero no lo encontró en ningún sitio.
Algunos cambiaformas le dijeron que vieron a Ya An adentrándose en el bosque, lo cual lo puso aún más nervioso.
—¿Así que desapareció? ¿Y por qué estás tan preocupado? —respondió Jiang Yu con un tono extraño, claramente incómodo. Nunca le agradó Ya An, menos aún por cómo trataba a Ya Qi. Pensaba que, con su partida, todos estarían mejor.
—¿No era él quien te intimidaba constantemente? Si ya no está, mejor para ti. Así dejará de molestarte. Pero está bien, le pediré al líder del clan que mande gente a buscarlo.
Ya Qi bajó la cabeza, los ojos llenos de lágrimas.
—No digas eso. Desapareció por mi culpa. Y ahora está solo en el bosque. ¿Y si le pasa algo?
Jiang Yu, al ver los ojos rojos de su amigo, no pudo sostener su tono despreocupado. Aunque le gustaba burlarse de Ya Qi, no podía soportar verlo llorar.
—No llores, no llores. Mira, Qi está a punto de venir a golpearme por hacerte llorar —intentó bromear, mientras señalaba a Qi, que desde no muy lejos los observaba con expresión oscura.
—Se lo diré al líder. Seguro enviarán a algunos cambiaformas a buscarlo.
Ya Qi asintió, y cuando Jiang Yu mencionó a Qi, no pudo evitar sonrojarse ligeramente.
Jiang Yu le dio una palmada en la cabeza y lo llevó ante el líder de la tribu. Reportaron la desaparición de Ya An con toda la seriedad que la situación requería. Al escuchar la noticia, el líder de la tribu reunió de inmediato a todos los cambiaformas.
Algunos confirmaron que vieron a Ya An dirigirse hacia cierta zona del bosque, por lo que el líder ordenó que la búsqueda comenzara en esa dirección.
—No te preocupes. Seguro volverá sano y salvo —dijo Jiang Yu, palmeando el hombro de Ya Qi—. ¿Por qué no acompañas al médico por si necesita ayuda? ¿Verdad, nuevo médico de la tribu?
Intentaba burlarse como siempre, pero antes de que Ya Qi pudiera sonrojarse, Qi intervino y lo apartó.
—Vamos. Mi padre, el médico, te está llamando.
—¡Oye, no me empujes! Ah Yu, ¿tu mano está bien? —preguntó Ya Qi preocupado al ver el manotazo que Jiang Yu recibió de Qi.
—Estoy bien —respondió Jiang Yu, haciendo una mueca mientras maldecía a Qi por dentro.
A pesar de todo, al ver a Ya Qi tan feliz junto a Qi, Jiang Yu sintió una extraña amargura en el pecho.
Ya Qi amaba a Qi, y Qi también parecía corresponderle. Lo notaba por cómo actuaban juntos.
¿Por qué Mu y yo no somos así?
Jiang Yu miró alrededor, buscando a Mu. Luego recordó que probablemente también lo habían enviado a buscar a Ya An. Y al pensar en su relación con Mu, se sintió frustrado.
¡Tengo que hacer algo para acercarme a Mu hoy mismo! Si es necesario, le pido consejo a mi papá.
Durante un día y una noche buscaron a Ya An sin éxito. La tensión en la tribu creció.
Al día siguiente, seguía sin aparecer. Todos estaban angustiados, especialmente los padres de Ya An.
—Hu, Ya Ming… quizás… quizás Ya An ya no esté —dijo alguien en voz baja.
—¡No! ¡Imposible! ¡Mi hijo jamás se lanzaría a la boca de una bestia! ¡No huiría así! —gritó su padre, negándose a aceptar lo peor.
Los demás solo suspiraban y seguían con la búsqueda.
Pero esa misma tarde, Ya An volvió solo a la tribu.
—¡Ya An! ¡Estás vivo! —exclamó su padre, abrazándolo con lágrimas en los ojos.
—Estoy bien, papá. Lamento haberlos preocupado tanto. Gracias a todos por buscarme —dijo Ya An, inclinándose cortésmente.
Todos se mostraron aliviados y se retiraron a sus casas.
Jiang Yu, mientras regresaba a casa, frunció el ceño. Algo le parecía mal.
Ya An se comportaba de forma muy extraña. No se molestó al perder su lugar como médico. No trató de vengarse. Ni siquiera hizo berrinche. En lugar de eso, estaba tranquilo, cortés… demasiado perfecto.
Definitivamente hay algo raro aquí.
Aumentó su vigilancia en secreto. Durante los siguientes tres meses, observó a Ya An con atención. Pero no encontró nada extraño. El chico simplemente recolectaba hierbas y era cortés con todos. Ni una sola mala palabra contra Ya Qi.
¿Qué demonios…?
Mientras tanto, Jiang Yu también se ocupaba de otro asunto: su relación con Mu.
Avergonzado, consultó a su padre, quien se rió con ganas. Pero al verlo tan frustrado, empezó a darle consejos.
Con todos esos pensamientos en la cabeza, Jiang Yu fue a buscar a Mu al día siguiente. Pero Mu se negó a recibirlo.
—¿Hablaste con Mu? ¿Cómo que no quiere verme? —preguntó incrédulo a Aspen.
—¿Por qué te mentiría? Es cierto —respondió Aspen, ocultando su molestia.
Jiang Yu no le creyó y empezó a gritar frente a la casa. Después de un buen rato, Mu salió.
—¿Qué quieres? —preguntó con frialdad—. Si tienes algo que decir, dilo rápido. Estoy ocupado.
Jiang Yu quedó paralizado. Hacía tiempo que Mu no lo trataba así. Intentó hablar:
—Quiero recoger hierbas contigo.
—Estoy ocupado —repitió Mu con indiferencia, dándose la vuelta.
Jiang Yu volvió a casa con el corazón hecho trizas. Se metió en la cama y lloró en silencio.
¿Por qué me trata así de repente…?