Cargando el juego
Capítulo 2
Xie Xi hizo su elección y el panel desapareció. Solo unas pocas palabras quedaron en la esquina inferior derecha de su campo de visión:
[Progreso de la misión: Primer día.]
Aunque era extraño, sentía que podría adaptarse.
Cuando volvió en sí, notó que la sirvienta se había acercado tanto que la distancia entre ellos no era mayor que una palma. Pudo ver que, aunque parecía delicada, era un poco más alta que él. Sus rasgos eran más definidos de lo que pensó al principio, en especial sus ojos azules, profundos como el océano.
Xie Xi abrió la boca:
—Tú…
No alcanzó a decir nada antes de que ella se alejara con una reverencia.
—Gars, baja primero. Yo me encargaré del joven amo —se escuchó una voz elegante.
Xie Xi giró y vio a un hombre alto con esmoquin negro, guantes blancos y corbata de lazo. Tenía rasgos exquisitos y el cabello peinado hacia atrás, encarnando la imagen perfecta de un noble mayordomo.
Al verlo, se inclinó respetuosamente:
—Joven amo, buenos días.
Xie Xi asintió incómodo, como cualquier persona moderna en una escena tan fuera de lugar.
Gars, sin decir más, lo miró. Él le sonrió cortésmente, y ella respondió con una reverencia exageradamente alegre, como si esa sonrisa fuera una promesa.
Cuando se fue, Xie Xi sintió que algo andaba mal, pero no podía identificar qué era.
El mayordomo lo guió hasta un banco para cambiarle los zapatos.
—Tiene su clase de equitación esta mañana. El joven amo Greenton planea visitarlo por la tarde. ¿Organizo una cena?
—Bien, bien —respondió Xie Xi, aturdido, mientras el otro le quitaba los zapatos con delicadeza.
El mayordomo levantó la vista.
—Debe usar botas de montar para su clase.
Tomó sus pies con cuidado y le cambió el calzado con tanta precisión como si manipulara una joya.
Xie Xi, incómodo, no dijo nada. Todo le parecía tan extraño que eso pasaba a segundo plano. Sabía que en las antiguas sociedades europeas, la jerarquía era estricta, y por su ropa y entorno, no había duda de que era un noble.
El mayordomo terminó y se puso de pie.
—Joven amo, el desayuno está listo.
Xie Xi asintió.
—¿Durmió mal anoche? —preguntó el mayordomo, su voz suave y con una vibración grave que parecía acariciar los sentidos.
Xie Xi intentó sonar natural:
—Estoy un poco cansado.
Pero su voz sonó débil, demasiado suave, lo que lo asustó un poco. El mayordomo lo miró más intensamente.
—Cancelaré la clase de equitación.
—¿Y la visita del joven amo Greenton? —preguntó luego.
—¿Sería descortés cancelarla? —inquirió Xie Xi.
—Usted no se siente bien. Seguro lo entenderá.
—Entonces… haz los arreglos, Randy —dijo, guiado por el mensaje que apareció brevemente con el nombre del mayordomo.
—Es mi fortuna poder aliviar sus preocupaciones —respondió este, con evidente afecto.
Xie Xi sentía que todo era demasiado perfecto. Había jugado cientos de juegos, y si algo sabía, era que cuanto más tranquila la superficie, más peligros ocultos había.
Por fuera, el castillo, el trato noble, los sirvientes devotos… todo parecía idílico. Pero él no bajaría la guardia.
Tras cambiarse con ayuda de Randy —una ropa adornada con encajes por doquier—, escuchó otro elogio:
—Joven amo, su belleza es inigualable en todo el imperio.
—… —¿De qué servía ser guapo si no le ayudaba a sobrevivir siete días?
—Perdón si he hablado de más —añadió Randy, al verlo callado.
—No es nada —dijo Xie Xi.
Después del desayuno, pasó el día en el estudio, rodeado de libros reales. Los detalles del mundo eran sorprendentes. El castillo estaba meticulosamente diseñado. Los utensilios, los retratos, todo parecía tener historia.
Aprendió que su personaje se llamaba Sein Hall, hijo de un duque. Pero en vez de vivir en la residencia principal, habitaba solo en un castillo en las afueras, lo que parecía estar relacionado con la duquesa.
Revisando viejos periódicos, encontró una noticia alarmante: un joven había muerto completamente desangrado, con los ojos abiertos y vacíos. El parecido con su sirvienta, Gars, era inquietante. Era un hombre, sí, pero los rasgos eran casi idénticos. ¿Sería su hermano?
Continuó investigando. Las muertes por vampiros eran recurrentes. Tal vez el juego no era solo sobrevivir a un entorno noble, sino evitar convertirse en víctima de estos crímenes.
Gars le trajo fruta por la tarde, y Xie Xi notó nuevamente su parecido con el chico muerto. Ella le sonrió dulcemente, como si supiera lo que pensaba. Intentó buscar la oportunidad de hablar con ella, pero Randy no se apartaba de su lado.
La cena fue excesivamente abundante. Terminó agotado de tanto comer. Luego, Randy lo ayudó a ponerse un pijama de seda y lo acomodó en una cama enorme.
—Amo, buenas noches —se despidió Randy.
—Buenas noches —respondió Xie Xi.
—Si necesita algo, estoy justo al lado.
Xie Xi lo observó marcharse. El cuarto era oscuro y silencioso, pero estaba acostumbrado a la soledad. Después de un rato, se levantó con la intención de encontrar a Gars.
Justo entonces, las cortinas se abrieron sin viento, y una figura alta apareció con una capa oscura. La vela se encendió sola, su llama temblorosa iluminando el cuarto como un fuego fatuo.
Xie Xi se acurrucó en la cama, observando.
El hombre de cabello plateado y piel pálida se acercó sin hacer ruido. Sus ojos rojos brillaban con un fulgor antinatural.
Antes de que pudiera reaccionar, Xie Xi fue envuelto con su edredón y levantado con facilidad.
—Pequeño Sein, ¿me has extrañado, mi bebé? —dijo el hombre, con tono cariñoso y un deje frívolo.