Mi adorable esposo embarazado
Capítulo 11
—Iwamoto, detente…
—Pero me siento inútil si solo me quedo en un mismo lugar.
—¿De qué estás hablando? ¡Tómate un descanso! La empresa de mudanzas está haciendo todo, así que no tendrías que preocuparte por nada.
—Está bien… Igual está comenzando a dolerme.
Iwamoto se acurrucó en el futón que acababan de descargar, tenía una cara completamente pálida.
—¿Es un mal día?
—No, es todo lo contrario. Es un buen día. ¿Sabes por qué? A partir de hoy, podré bañarme solo y en cualquier momento.
Se rió, pero igual cerró los ojos. La menstruación de Iwamoto acababa de comenzar otra vez. El dolor que siente parece ser particularmente intenso, tal vez debido a que apenas está comenzando o a que se esforzó de más durante todo el día. Coloqué el analgésico en el piso y le pasé un vaso de agua.
Esta habitación será completamente de Iwamoto. Sus propiedades personales ya han sido llevadas hasta aquí sin el mayor problema porque, como él dijo, su equipaje es muy pequeño. Cuando vio esta casa por primera vez, estaba encantado de tener una bañera relajante y un gran baño de azulejos azules. Definitivamente le gusta mucho tomar baños. No creo que pueda sumergirse en agua caliente hoy, pero si solo se ducha, tendría que sentirse bien y relajado muy pronto.
Su expresión estaba toda distorsionada cuando se levantó de golpe.
—¿Qué pasó?
—Es igual que cuando fui al consultorio… Siento que está saliendo demasiado.
Oh, ¿debería ayudarlo a encontrar las toallas? Abrí la mochila que tenía su nombre y encontré una bolsa de papel marrón bastante familiar.
—Está bien, no tiene que hacer eso.
Escuché una voz bastante asustada desde atrás. Luego aparecieron unas manos grandes y una cabeza. Mirando hacia el origen, Iwamoto, cuya cara se puso roja, intentó sonreír.
—Gracias, doctor.
—¿Eh? Si no es un error de mi memoria, parece que estos son los productos sanitarios que compré para él en la farmacia. ¿Por qué se puso tan nervioso si yo fui quien se los obsequió en primer lugar?
—¿Estás bien?
Pero no me contestó… Iwamoto fue al baño con su bolsa de papel y cerró la puerta de golpe. Bueno, supongo que no puedo ayudarle con eso. Tal vez, desde su punto de vista, mis acciones son bastante sospechosas y le hago sentir incómodo. ¿Puede ser posible? En fin…
Había mucho que hacer en la casa. Necesitaba guardar los platos y arreglar el armario. También tenía que arreglar la PC, instalar el Wi-Fi y ver que las alarmas de seguridad funcionaran correctamente. De ser posible, me gustaría arreglar el equipaje de Iwamoto, pero ¿se enojará si lo toco sin su permiso?
Hablando de eso, mañana domingo Iwamoto dijo que iba a trabajar en la construcción de un nuevo centro comercial. ¿No sería malo ir con tanto dolor?
Mientras pensaba en esas cosas y caminaba por todos lados, la limpieza estaba casi terminada. Mi equipaje no está tan organizado como el de Iwamoto, pero también es muy pequeño. Nunca pensé que llegaría un momento en el que desearía tener más cosas, solo para adornar y hacer que la casa se viera confortable.
Suspiré después de terminar la estantería y arreglar la iluminación… Me senté en el sofá frente al televisor, que también había sido recién instalado. Elegimos este mueble juntos, fue el más fuerte y el más ancho para que dos hombres grandes estuvieran absolutamente bien.
El día está cayendo fuera de la ventana. Antes de ir a comprar comida y artículos de primera necesidad al centro, llamo a Iwamoto. Tocó y espero hasta que responde con una voz bastante ronca.
—Ah, doctor.
Iwamoto saca la cabeza del futón. Me miró y entrecerró los ojos como si la luz del exterior estuviera lastimándole demasiado.
—No pensé que dormiría tanto…
Me sentí aliviado al ver que su expresión era suave. Al parecer, el pico de dolor ha pasado.
—¿Estás bien?
—Oh, mejoró mucho cuando dormí.
Se descubrió el cuerpo. Su cintura apretada estaba reluciendo a través de su jersey y su camiseta. Su piel era de verdad hermosa y, descuidadamente, lo sostuve y me descubrí agachándome a su lado…
Toqué la piel suave de su vientre, elástico y cálido. Estaba hinchado…
—Ah…
Iwamoto exhaló en el momento en que lo toqué… Y entonces me di cuenta de lo que estaba haciendo. ¿Cuántas veces tengo que cometer el mismo error hasta detenerme por completo? Toco demasiado a Iwamoto, muy descuidadamente. Era hora de intentar retirar mi mano.
En la habitación oscura, Iwamoto me llamó de nuevo.
—¿Todo está bien?
Me miró y comenzó a sonreír de esa manera tan hermosa de siempre. Encontré que mis mejillas estaban calientes.
—Está hinchado, pero es normal.
—Tengo calor.
Estaba durmiendo en la habitación más soleada del lado sur, todo cubierto y sin quitarse la ropa. Huele a sudor, pero ¿por qué no es incómodo para mí?
Mientras pensaba en eso, la mano dura de Iwamoto descansó de pronto sobre la mía.
—Es mejor cuando lo haces aquí.
Es un tono bajo y lindo… Si me susurra con este tipo de voz, es probable que siga cualquier orden que me dé.
—¿Quieres que lo haga aquí?
—Es que todavía me duele…
Era una voz armónica, como una risa… Me siento bendecido por tocar el pelaje de una noble bestia.
Con mi dedo medio arrastrándose en el surco hecho de los músculos que corren a lo largo del eje de su cuerpo, puedo saborear su hermoso y forjado abdomen con toda la palma de mi mano. Dios. ¿De verdad qué estoy haciendo?
—Hmm…
Iwamoto jadeó.
—¿Qué pasa?
—Doctor… Es realmente bueno en esto.
Que me alabe en cosas como estas me hace sentir todavía más confundido… ¿Cómo es que llegó el momento en el que comencé a hacer sentir bien a alguien siendo simplemente yo?
Ahora, estaba abrumado por el calor del hombre que tenía frente a mí. Él, que pienso que es una experiencia valiosa para mí. He tocado el vientre de muchas mujeres embarazadas, pero ahora sentía una impresión diferente con su piel.
—¿Hace lo mismo con sus pacientes?
—No, realmente. Ni a los pacientes ni a cualquier otra persona.
Iwamoto se rió de mí de inmediato… Me gustaba que se viera así de feliz.
—¡Ah! Maldición… Lo siento.
Finalmente rodó de nuevo y se quedó dándome la espalda. Respiró con fuerza.
—Gracias, doctor, pero está doliendo otra vez…
—¿Quieres darte un baño?
Puse jabón y champú adentro. El agua está caliente.
—Oh. ¿No quiere entrar primero, doctor? Seguro está cansado de trabajar todo el día.
—No, está bien. Iré más tarde. Voy a salir porque tengo que comprar algunas cosas que hacen falta.
—De acuerdo.
—¿Qué quieres comer?
—No tengo mucho apetito, pero… ¿Udon?
—Entiendo, entonces compraré Udon.
Pero me detuvo cuando intenté salir de la habitación.
—Oh, espera.
—Dime.
—Para la comida.
—Vamos… No tienes que darme dinero.
—No, por favor acepta esto. Tú pagaste las facturas de todos los servicios públicos, internet y agua, yo no hice nada. Me siento inútil, deja de tratarme así.
Su resentimiento fue completamente dicho. Estaba ansioso por mudarme, y estaba distraído. Montado en mi propia nube de color rosa… Nunca pensé que eso era contraproducente.
—De acuerdo, por esta vez.
Era un billete de alta denominación. Creo que lo devolveré cuando no se dé cuenta.
—Claro que no va a ser solo por esta vez.
Iwamoto está sonriendo, pero sus ojos no lo hacen en absoluto.
—De acuerdo, tú serás el encargado de la comida a partir de ahora.
Iwamoto finalmente mostró una sonrisa enorme. Era la sonrisa hermosa que yo tanto estaba anhelando.
—Me voy.
—Regresa pronto.
¿Cuántos años han pasado desde que alguien me dijo eso? Supongo que mis colegas, la vez pasada.
Mis padres se casaron demasiado pronto, pero se divorciaron rápidamente también. Mi madre me crió mientras trabajaba como doctora a tiempo completo, así que a menudo me dejaba en la casa de la abuela. Mi padre, mientras tanto, conoció a alguien más, se volvió a casar y formó una nueva y bonita familia, por lo que obviamente se olvidó de mí.
Mi abuela solía decirme, “regresa pronto”… Pero murió hace ya más de veinte años. Realmente estoy empezando a vivir con alguien más, y fue justo entonces cuando me di cuenta de eso.
Al llegar al estacionamiento, la cálida habitación en la que me había quedado me hizo sentir que el clima estaba demasiado frío. El cielo está oscuro, ya hay bastantes estrellas.
A diferencia de la casa anterior, no huele a estiércol de vaca. Al lado del apartamento hay un parque, varias casas independientes en la parte posterior y pequeños puestos de comida esparcidos por distintos lados. Era, ciertamente, una zona residencial bastante tranquila y confortable.
Recuerdo la piel de Iwamoto, la que acababa de tocar hace solo un instante… Él y yo somos muy diferentes. Superar nuestros caracteres y hacer concesiones entre nosotros requerirá un esfuerzo extraordinario. Pero, estoy feliz porque me dijo: “Regresa pronto”.
Cuando desperté, Iwamoto ya no estaba allí. Su auto también había desaparecido del estacionamiento.
La mañana del carpintero comienza desde muy temprano.
Algo del pan que compré ayer se había acabado. También pasó lo mismo con el jugo.
El hospital me llamó cuando estaba organizando mi equipaje y, sin embargo, Iwamoto ya había preparado la comida para cuando regresé.
Ayer fue un día malo para él, pero hoy parece estar muchísimo más animado. De hecho, había preparado demasiadas cosas. Muchas de las cuales eran difíciles de nombrar.
Hizo… como una carne caliente, pero con pollo frito espeso. Hizo una sopa de miso roja, pero con pollo, cebolla y berenjenas. Todo era un poco profundo y extraño, pero estaba delicioso.
Cuando lo felicité, Iwamoto solo se echó a reír mientras me alentaba a lavar los trastes.
Temprano en las mañanas, me acostumbré a tomar un baño caliente. También intentaba despertarme muy temprano porque, si lo hacía bien, había mayor posibilidad de desayunar con él.
Hasta ahora no tenía la costumbre de desayunar nunca, pero todo comenzó un día en el que hacía bastante frío.
Mientras veíamos las noticias y el pronóstico del tiempo en la televisión, él y yo estábamos sirviendo el té, acomodados verdaderamente cerca el uno del otro.
Me había despertado de mal humor y guardé silencio casi todo el tiempo, pero me sentí mejor cuando vi su rostro somnoliento al amanecer. Era muy brillante.
Sentí que algo bueno iba a suceder si seguía estando con él justo de esa manera.
Supongo que comencé a desayunar para no perderme el espectáculo que significaba su presencia y su voz adormilada… Pero mi colega me dijo que continuara haciéndolo por mí, porque mi cutis había mejorado.
Apenas bebe alcohol. Yo también a veces bebo cerveza. Iwamoto no fuma.
Siempre escucha música con sus auriculares y le gusta leer revistas simples. Supongo que es un hábito suyo levantarse temprano y ni siquiera ve programas nocturnos.
Ocasionalmente vemos un show de comedia y nos reímos de eso. No hay iniciativa de su parte y deja que le pase a todos los canales que quiera y cuántas veces desee.
En otras palabras, era una persona muy conveniente con la que vivir. Y estaba preocupado porque era demasiado conveniente…
Él todavía es joven, así que supongo que es muy paciente.
Pasó un mes en un abrir y cerrar de ojos.
Se estaba bañando como de costumbre y salió, solamente con un pantalón y secándose la cabeza.
—Um, doctor.
—Ya te dije que no tienes que llamarme doctor todo el tiempo.
—Oh, sí. Es cierto… Aun así, ya se ha convertido en un hábito y no se puede solucionar tan fácilmente.
—Bueno, bueno, soy el doctor. ¿Qué pasó?
—Hemos vivido juntos por un mes, pero ¿recientemente pasó algo? A últimas fechas parece como que quiere decirme algo importante…
—Bueno, sí. Tienes razón.
Iwamoto abre los ojos, todavía con la toalla puesta y las mejillas goteando. Se ve aún más joven de lo habitual cuando su flequillo está en su cara. Huele bien, a champú.
Iwamoto, un trabajador que suda mucho, últimamente no deja de oler a limón.
—Me preocupa que cocines todos los días.
Después de trabajar, corre al supermercado y viene aquí para cocinar durante casi toda la tarde. Supongo que es una carga bastante pesada para él y quiero que sepa que no es algo necesario.
—Oh, no. Me gusta cocinar… Tal vez ¿prefieres que haga otra cosa? ¿Pez? Quizá sashimi.
—No, el arroz que haces es realmente delicioso. Quiero comer el arroz de Iwamoto tanto como pueda.
Iwamoto sonríe.
—La verdad, estoy un poco asustado porque me parece que me siento demasiado cómodo viviendo aquí. Perdón, al inicio era para ayudar en algo, pero… no sé, descubrí que me gusta cocinar y quiero hacerlo todo el tiempo.
—Bueno, si es así entonces no hay problema. Después de todo, estoy realmente agradecido por tu comida. Me siento un poco más saludable ahora.
—En serio, doctor. ¿Cómo es que logró sobrevivir todo este tiempo por su cuenta?
Iwamoto no estaba bromeando. Él parece estar realmente preocupado por mí.
—¿No hay nada que quieras que haga?
—¿Qué?
—Para agradecerte por la comida. ¿Quieres que haga algo por ti?
Iwamoto pareció pensarlo un poco, luego me miró y terminó con los ojos apuntando para otro lado. Está todo escondido por una toalla y no puedo ver su cara. Sus orejas son rojas, pero ¿quién sabe? Tal vez sea producto del baño.
—Pues… sí.
Iwamoto lo dice con la cara hacia abajo, como si pensara que era realmente malo hablarme sobre ello. Su voz pareció desaparecer súbitamente.
—Bueno. ¿Qué es? Quiero que diga algo. Demonios, si me dijera que necesita un automóvil, lo compraría de inmediato y sin preguntar el por qué.
—Quiero comprar una tina de baño más grande.
—…Jajaja.
—¡De verdad! Entonces, de vez en cuando, pienso que podría entrar y darme un baño bastante largo. Tal vez, incluso dormiría allí.
Me reí de nuevo.
—Entiendo, una tina. Por Iwamoto, pienso que podría comprar dos.