Mi adorable esposo embarazado
Capítulo 13
—Doctor…
La cara de Iwamoto estaba justo frente a mí.
—Iwamoto-san.
Iwamoto llevaba una camiseta sin mangas, estaba en la sala de consulta… De pronto, se subió sobre la mesa de examen con las piernas abiertas y me miró, mientras yo me sentaba frente a él.
Debajo de sus abdominales apretados, sus genitales se levantaron lentamente.
Oh, no puedo mirar algo como eso. Es poco probable que pueda empujar la sonda ultrasónica si tengo la mente tan alterada por su culpa.
En la sala de consulta, la misma luz diurna brillaba a través de las cortinas y las pestañas largas y gruesas de Iwamoto proyectaban una sombra sobre sus mejillas brillantes y rojizas.
A diferencia de la primera vez, está sorprendentemente tranquilo afuera… Pero la mayor diferencia es Iwamoto. Debería haber estado nervioso y gritando, pero ahora sonríe levemente con los ojos cerrados y sus gruesos labios entreabiertos.
—Doctor…
Es una voz grave, casi sin aliento.
—¿Qué pasa?
Iwamoto agarró mi brazo con una mano enorme. La sensación de su palma caliente es tan cómoda que es probable que me vuelva loco si esto continúa así… Sus ojos están húmedos.
—Ah… Iwamoto-san.
Iwamoto tomó mi mano, la puso en su mejilla y abrió los ojos para decir:
—Está frío… Se siente bien.
Iwamoto hace que mi mano baje hasta acomodarse entre sus piernas y… Entonces comencé a arrastrar mi dedo sobre su pene.
Estirando y acariciando una y otra vez hasta que se volvió más difícil sostenerlo. Comienza a mojarse.
—Ah… Doctor, es realmente bueno.
Iwamoto se apretó contra mí, exhalando e inhalando repetidas veces como si no pudiera respirar.
Sus gruesos pectorales se mueven debajo de su camiseta negra y un pequeño pezón puntiagudo lo roza…
El sudor corre por su cuello grueso. Huele completamente a él, a su piel mezclada con el aroma del champú de limón. Huele a sábanas recién lavadas.
Iwamoto me elogió, pero siempre hacía eso por lo que ya no le creo.
No tengo confianza en mis caricias porque es la primera vez que toco a una persona… Tampoco puedo decir que tenga experiencia manipulando mi pene porque originalmente no soy alguien que se masturbe.
Mi experiencia sexual siempre fue miserable en todos los sentidos existentes, no solo en la masturbación sino también en la cantidad de delirios sexuales que tuve alguna vez.
La única ocasión en la que he deseado tan intensamente el cuerpo de alguien, es ahora.
Justo cuando Iwamoto se restregó contra mi mano y respiró, mi sangre se acumuló dolorosamente entre mis piernas.
Mi falta de experiencia ya no era un problema para este momento.
Estaba de pie frente a él, al igual que un joven caballo de carreras que espera completar su primera vuelta.
Pegando con sus cascos, rasurando el suelo con sus pezuñas y moviendo la melena de un lado para otro, como un arco.
Aunque no sabía cómo luchar, estaba hinchándome y no podía controlar el instinto de ira dentro de mí.
Estaba temblando, gimiendo, como un caballo a punto de llegar a la meta.
Deslicé la mano por su mejilla, por su cuello y por su pecho también. Recorrí la leve humedad en su piel, los músculos elásticos y los huesos lisos y duros.
Envolví la mano bajo su cintura para disfrutar de la frescura de sus genitales con todo el ancho de mi palma.
Y él se mueve como si necesitara de mis dedos.
—Huh…
Iwamoto me miró con los ojos repletos de lágrimas, sollozando y suplicando…
Mi razón se quemó por completo, fascinada por esa expresión tan ardiente y tan absolutamente única.
Lo acaricié para calmarlo y entonces, Iwamoto se relajó…
Me dejó penetrarlo con los dedos. Su interior está completamente caliente y mojado, como si se derritiera gracias a mí.
Cuando abrí mis dedos adentro, hubo un ruido similar al chapoteo del agua.
El calor hace que mi dedo entre todavía más y más…
—¡Ah!… ¡Huh!
Iwamoto inclinó la cabeza hacia atrás. Una lengua roja sale en medio de sus dientes blancos. Comienza a salivar y pregunta:
—Ah, doctor. ¿Por qué se detuvo?
—¿Quieres continuar?
—¿Está bien?
Iwamoto se ríe. Exhala, intenta incorporarse… Sus grandes y cálidas manos envuelven mi cuello—
—Quiero más…
Es una voz tan sexy que incluso la más mínima pizca de prudencia dentro de mi cerebro arde de deseo hasta quemarse.
La mano de Iwamoto toca mi pelvis.
—Ah…
Estaba mareado por el placer de ser estimulado de esa manera.
Subiendo y bajando lentamente la mano…
Siento, siento que me estoy muriendo
—Doctor… Ah, doctor.
Iwamoto ocultó la cabeza en mi hombro, me abrazó más fuerte y me enterró las uñas—
—¡Doctor! Dios… Quiero que te aferres tanto como sea posible. Que te agarres a mí y no me sueltes nunca. Quiero que digas que me quieres. Que me deseas tanto… Tanto… Tanto como yo te deseo a ti.
—Iwamoto… Quiero tocarte. Quiero estar dentro de ti.
—… Huh.
El sol de la mañana se inserta a través del espacio de la cortina opaca.
Unos días después de mi primera canción pública en mi vida, me desperté para darme cuenta de que también había sido mi primer sueño húmedo en años.
—… Ay no es cierto.
Pensé que lo primero que tenía que hacer era quitarme las mantas de encima y mirar la parte inferior de mi cuerpo…
Mi ropa interior estaba más que sucia.
Estoy sorprendido de que mi semen gotee tanto, incluso aunque ya no soy un adolescente.
Es triste, pero definitivamente es la cantidad más grande de semen que he eyaculado en mi historia de vida.
Si este es el caso, no solo se ensució mi ropa de dormir, sino también las sábanas.
Apagué la alarma del teléfono que sonaba cerca de mi cama y salí torpemente del futón.
Normalmente enciendo la calefacción antes de cambiarme de ropa, pero no me importa el maldito frío.
Me quito la ropa mientras reviso los daños.
Mis muslos se mojaron, así que lo limpié todo con la sábana que acababa de quitar.
Estaba impaciente por el olor y la sensación desagradable.
Enrollé rápidamente la ropa de cama para que la parte húmeda quedara en el centro y luego…
Me puse a pensar. No lavé la ropa ayer. La ropa sucia debería haberse acumulado en el cuarto de lavado.
Iwamoto se está preparando para el desayuno, así que está en la cocina…
No tendría por qué verme si camino en línea recta desde mi habitación hasta la lavadora.
Muy bien. ¡Date prisa! ¡Solo corre, tíralo y enciéndela!
Y justo entonces, cuando ya estaba a punto de girar la manija para salir, el sueño que tuve esta mañana se precipitó como una ola furiosa.
No, no puedo recordarlo ahora. Tengo que enfrentarlo, suprimirlo y tratar de olvidarlo de ahora en adelante…
¡Solo olvídalo y sigue con tu vida!
Pero cuanto más me digo eso y cuanto más intento calmarme, más adverso es el efecto.
Ahora, el Iwamoto que se ríe diciendo: “Ya regresé”, el Iwamoto que dice: “Hola”, desde la cocina, y el Iwamoto que abre las piernas con la boca entreabierta mientras dice: “Doctor”, son igualmente adorables y terribles para mí.
Maldita sea. Maldita sea.
Nunca había respondido así a las idols, actrices o modelos durante casi 30 años desde que comenzó mi pubertad.
¿Por qué me está pasando esto? ¿Eso significa que es cierto? ¿Estoy enamorado de verdad? ¿Soy gay?
¡¿Mi problema siempre fue que era malditamente gay?!
Siento… Siento como si una parte de mí siempre hubiese conocido que esto sucedería en algún momento.
Mi corazón estaba lleno de deseo por él y, en cierto sentido, estaba lo suficientemente tranquilo como para odiarme por estar tranquilo.
Tengo mucho miedo. Sí, sabía que esto sucedería.
¡Lo sabía y no hice nada para detenerlo!
—Doctor.
—¡Wow!
Tan pronto como se cierra la puerta de la lavadora, Iwamoto mira hacia adentro del cuarto de lavado.
Mi corazón se ha encogido considerablemente.
Unos segundos antes, el olor podría haberse notado desde el corredor, ¿cierto?
A primera vista, la cabeza de Iwamoto está toda despeinada.
Bosteza.
—Oh. ¿Vas a comenzar a lavar la ropa?
—Perdón por dejarla toda aventada por aquí la última vez.
Mientras Iwamoto intenta despertarse, su expresión parece considerablemente apagada.
Sin embargo, camina derecho y se estira, así que entiendo que su estado de ánimo está bien.
Regresa directamente a la cocina.
—¿Comemos juntos?
—Claro…
Iwamoto se frota los ojos con el dorso de su mano, como siempre, y después va a la mesa para comenzar a aplanar los cuencos de arroz.
—Pero es muy temprano. ¿No tienes que ir al hospital?
Según la hora, todavía tengo mucho tiempo antes de comenzar con los tratamientos del día.
El pronóstico de hoy es bueno y el clima parecía el oportuno para comenzar a lavar.
Incluso si tomo un descanso largo, como, lavo y después voy al hospital, todavía puedo llegar al trabajo en óptimas condiciones.
—No te preocupes, todas mis citas son para la tarde.
—Entonces está bien.
Lo vi todo el tiempo mientras me iba a sentar en la sala de estar.
Se escucha el sonido de la puerta cerrándose, seguido de su rápido caminar por el pasillo exterior.
Eventualmente desaparece en la cocina y vuelve a aparecer con una olla.
Estaba tranquilo.
Solo el sonido de las noticias proviene de la televisión que tengo en frente.
Todavía hay pocos residentes en este conjunto departamental y los sonidos de la vida de los vecinos rara vez se escuchan en esta habitación.
Especialmente temprano en la mañana.
No sé qué hacer.
He tenido miedo de esto desde el día en que me di cuenta de que era demasiado consciente de Iwamoto.
No importa lo que piense, esto no es solo el “gustar” de un amigo…
Nunca he tenido un romance, pero sé que se siente justamente así.
Esta sensación dolorosa que atraviesa mi cuerpo no es solo de amistad.
En retrospectiva, desde que conocí a Iwamoto he sido influenciado por un montón de emociones fuertes que no tienen el menor sentido.
Sin embargo, estar con Iwamoto no es incómodo.
Más bien, es muy divertido.
Una diversión que es demasiado intensa como para describirla en palabras fáciles.
Fue inevitable. Enamorarme fue inevitable.
Pero eso no quita el hecho de que tomé su debilidad y lo traje a casa conmigo.
No fue para ayudarlo a pasar su mala racha, estaba indignado al saber que Iwamoto, un HUFA, un hombre que podía embarazarse, estaba durmiendo rodeado de otros hombres que no eran yo.
Quería tenerlo solo para mí…
Sentí que era una actitud horrenda, incluso si no podía entender por completo todos los impulsos que tenía en ese momento.
Fue doloroso conocer el amor en estas circunstancias, pero ese dolor era el único chorro de agua en mi vida completamente seca.
Fue, como una hermosa música.
Una especie de placer peligroso, una droga que querrías probar una y otra vez sin importar el precio.
Cuando Iwamoto actuaba confiable y alegre, cuando sonreía y me miraba de frente, entonces yo era todavía más vulnerable a él.
Quería tocarlo.
Su poderosa mandíbula, sus pómulos ligeramente elevados, su nariz arrugada y risueña, las mejillas rojas, sus pestañas oscuras.
Mi corazón tembló cuando lo miré de cerca la primera vez.
Me alegré de haber nacido.
Él escucha mis pobres y ridículas historias, no parece pensar que sea estúpido y se ríe conmigo en una voz baja y agradable.
Sentí que cada una de las dificultades en mi vida estaba siendo recompensada solo por eso.
Por tenerlo.
En realidad, si no tuviera ningún deseo sexual por él, no habría ningún problema en vivir con él.
Ahora estoy asombrado de mi ridícula frustración, de mi sueño.
Estaba confundido desde antes porque quería tocarlo desde el instante mismo en que lo conocí.
La segunda vez y la tercera y la cuarta y ahora.
Solo quiero…
Tenerlo debajo de mí y hacerle el amor.
Tuve un sueño bastante específico sobre eso. Incluso eyaculé.
En los últimos días, me he vuelto más ansioso por él…
¡Tenía miedo incluso de su próxima menstruación!
¿Es posible frotar su vientre siendo como soy?
¿Terminaré corriendo hacia el baño al ver su ombligo?
No sé cuántas veces me enamoré de él durante las cortas horas de la mañana de hoy…
Tenía la costumbre de dormir todo cubierto así que olía a sudor.
La tela de su ropa estaba tirada por sus músculos pectorales, su cabello lo hacía parecer joven.
Me siento como un perro en celo.
Peor que eso.
La lujuria es una cuestión de rutina.
Será abrumadoramente más fuerte que yo en algún momento así que, si continúo estando así, tan desesperado y enamorado y loco por su olor, definitivamente lo golpearé sin que me dé cuenta…
Y definitivamente debería evitar tal situación. ¡Es un acto inaceptable!
Hubo otras grandes razones por las que me sentí culpable.
Se debe a la debilidad y humildad que está profundamente arraigada en mi ser humano.
En comparación a esto, el libido no es realmente un gran problema…
Sabía que mi amor era debido a mi falta de autoestima.
La razón por la que me enamoré de él fue probablemente porque confiaba en mí.
Porque me miraba y me notaba.
Soy débil y he sido tratado como una persona débil todo el tiempo.
Sentí que estaba en el fondo como un ser humano y finalmente me uní a la fila de los hombres que tienen el control.
Porque sabía de su enfermedad y le había dado una casa.
Porque me necesitaba y me hablaba y decía: No se vaya. ¿Puedo venir en cualquier momento?
Mi madre solía decir: “Para apoyar a otros, primero debe ser capaz de pararte firmemente sobre tus propios pies. Conviértete en una persona que pueda cuidar de sí misma para que puedas apoyar a otros cuando lo necesiten”.
Yo quería ser así.
He estado esperando ser así.
Pero no pude.
Gano un buen dinero y como bien y vivo solo.
Pero es un hecho que mis raíces son débiles y podridas.
Dentro de mi mente, hay una habitación oscura, estrecha, fría y húmeda que nadie puede lograr abrir.
La construcción es débil y cuando alguien entra en ella, el piso se cae y la persona cae también…
Estaba avergonzado y traté de no dejar que alguien caminara por sus maderas.
Debería haberse caído con Iwamoto.
Debería haberse roto.
En la tarde, me subí al auto de mal humor.
El resplandor del sol de la mañana es doloroso ahora.
Cuando encendí el aire acondicionado de un pequeño automóvil doméstico que había estado conduciendo durante seis años, me di cuenta de que olía a moho.
Empecé a vivir con Iwamoto y parecía que podía saltar de un enorme acantilado solo porque sí.
Fue un gran malentendido.
No importa dónde vivas o con quién vivas…
Mi alma todavía es terriblemente tímida, como si estuviera atrapada en este pequeño y maloliente automóvil todo el tiempo.
¿Por qué tengo tanto miedo?
La ropa está colgada en la terraza de la habitación, en el cuarto piso si cuentas de abajo para arriba.
Estaba lleno de vida, colorido y brillante.
Pero eso también desaparece cuando avanzo.
Ya no quiero vivir con él.