Fingí amnesia y mi rival amoroso afirmó ser mi novio
Capítulo 18
Ling Yunfan ya estaba incómodo, pero cuando Ji Canghai extendió la mano para cubrirlo, de repente se sintió mareado, sin aliento, y cayó torcido.
Este último recuerdo, que Ling Yunfan revivió muchos años después, ya era borroso.
Recordaba vagamente que un maestro llegó corriendo y apartó a Ji Canghai, que lo estaba sujetando. Ji Canghai se echó a llorar y gritó con voz ronca:
—¿¡Por qué también soy un alfa, por qué!?
Después de eso, Ling Yunfan no recordaba con claridad.
Cuando se despertó, ya estaba en un hospital que olía a desinfectante.
Su madre le dijo que un compañero de clase que se había diferenciado como omega olvidó tomar un inhibidor y entró en celo en la escuela. Él fue estimulado por las feromonas, lo que provocó un trastorno y necesitaba reposo por un buen tiempo.
Pero Ling Yunfan no creyó del todo esa versión, porque incluso antes de percibir la fragancia, su cuerpo ya se sentía alterado.
Aunque, para entonces, eso ya no importaba.
Cuando preguntó por Ji Canghai, su madre respondió que no sabía nada. Tal vez Ji Canghai, siendo también un alfa, se había visto afectado por las feromonas, lo que provocó que perdiera el control.
Durante su recuperación en casa, recibió visitas de su maestro, compañeros y amigos… todos menos Ji Canghai.
Ling Yunfan intentó contener su rabia al principio, pero con el tiempo solo sintió vacío.
En secreto, se prometió que si Ji Canghai venía a explicarle por qué había dicho cosas tan hirientes en aquel momento, lo perdonaría sin importar qué.
Pero Ji Canghai no solo no apareció, sino que además abandonó la escuela repentinamente.
Ling Yunfan se sintió desolado durante mucho tiempo, como si ambos fueran dos trozos de madera a la deriva, divididos por el océano, hundiéndose sin remedio, sin posibilidad de reencontrarse.
Hasta que un año después, Ling Yunfan volvió a ver a Ji Canghai… en la secundaria.
La noche era oscura, el reloj de pared marcaba el paso del tiempo. Ling Yunfan estaba sentado en el sofá, sosteniendo una taza de agua caliente que Ji Canghai le había servido. Tenía las piernas cubiertas por una manta que él mismo le había traído. Lo escuchaba narrar todo, desde su primer encuentro hasta el día de la detección del segundo rasgo. Era como hojear un álbum de recuerdos; una melancolía cálida le llenaba el pecho.
La voz de Ji Canghai era suave como un arroyo que fluía lento hacia sus oídos, obligándolo a contener la respiración para no perder ningún detalle.
Aunque Ling Yunfan no había olvidado nada de eso, lo escuchó con suma atención.
Lo que no esperaba era que aquel Ji Canghai del pasado tuviera un carácter tan apasionado, tan brillante, y que se encontrara rodeado de estrellas en aquel universo personal suyo.
Si no estuviera fingiendo amnesia, habría exclamado de inmediato:
—¡Eso fue una locura!
Finalmente, Ji Canghai llegó al día en que se anunció el segundo rasgo, el momento en que se separaron.
Eso era precisamente lo que Ling Yunfan había estado esperando.
Quería saber cómo Ji Canghai había vivido aquella situación. Por qué desapareció sin decir nada. Por qué lo dejó esperando una explicación que nunca llegó.
Pero justo cuando tocó ese tema, Ji Canghai se quedó en silencio. Sus ojos se perdieron en un pensamiento profundo.
Ling Yunfan se rascó las orejas y las mejillas, ansioso, y no pudo evitar preguntar:
—Viste “alfa” escrito en tu hoja de diagnóstico, ¿y luego?
Ji Canghai lo miró y, de pronto, sonrió con suavidad.
—En ese momento, por mis experiencias familiares, deseaba ser omega. Así que al ver el diagnóstico, me derrumbé emocionalmente. Te grité un par de cosas feas, pero… inmediatamente me arrepentí. Llorando, te pedí disculpas y te pregunté si, aunque fuera alfa, seguirías estando conmigo.
Mientras hablaba, llevó la copa de vino a los labios y tomó un sorbo. Como había sostenido el vaso con la mano tibia por un rato, los cubos de hielo ya se habían derretido. El sabor amargo del whisky a temperatura ambiente llenó su boca. Ji Canghai continuó:
—Por suerte, no te molestaste conmigo. Dijiste que aunque fueras un alfa, seguirías a mi lado.
Ling Yunfan se quedó atónito.
Eso estaba muy lejos de lo que en realidad ocurrió.
Vacilante, preguntó:
—¿Qué? ¿Nos reconciliamos?
—Sí —asintió Ji Canghai con firmeza—. Seguimos tan bien como antes. Volvimos a ir juntos a la escuela todos los días.
Ling Yunfan estaba lleno de confusión. Se inclinó con incomodidad y se peinó el flequillo con los dedos.
Ji Canghai puso la copa en la mesa de centro, se puso de pie y le dijo:
—Ya es tarde. Deberías descansar.
Ling Yunfan miró el reloj de la pared:
—¿No son apenas las diez y media?
Hasta hace poco, esa era la hora en que empezaba su turno nocturno en el bar.
Ji Canghai respondió:
—El médico dijo que necesitas descansar bien.
—Está bien —aceptó Ling Yunfan, acomodándose la manta sobre el cuerpo—. ¿Dónde duermo?
Ji Canghai sonrió:
—En el dormitorio principal, por supuesto.
—¿Eh? Pero si yo duermo allí, ¿tú dónde vas a dormir?
Ji Canghai no respondió. Solo lo miró de reojo, haciendo que a Ling Yunfan le recorriera un escalofrío.
Como temía, Ji Canghai curvó los labios en una sonrisa traviesa y dijo:
—Por supuesto que dormiré contigo.
Ling Yunfan: “…”
Se quedó en blanco por dos segundos. Luego desdobló la manta con violencia, la sacudió y volvió a tumbarse en el sofá.
Se rió con torpeza:
—De repente siento que este sofá es muy cómodo. Mejor duermo aquí esta noche.
Esto es como si la madre del tío tocara el erhu con una partitura de piano: simplemente inaudito.
Nunca he compartido cama con nadie desde niño. ¿Y si tengo pésimos hábitos de sueño, rechino los dientes o me levanto sonámbulo? ¿Y si medio dormido le digo que estoy fingiendo amnesia?
No, no, de ninguna manera puedo dormir con Ji Canghai. Hay demasiadas cosas que pueden salirse de control.
Ji Canghai vio la expresión angustiada de Ling Yunfan y sonrió aún más. Se sentó junto a él sin apuro.
—¿Dices que el sofá es cómodo?
—Sí, sí, sí —asintió Ling Yunfan con desesperación.
—Este sofá lo elegimos juntos —comentó Ji Canghai con nostalgia—. La noche que llegamos a casa, aquí mismo…
Se detuvo a medio hablar, sonriendo con tono misterioso.
Ling Yunfan: “…”
¡¿Qué hicimos aquí?!
¿Plantamos? ¿Freímos flores de oro? ¿Escarbamos tierra? ¿Vimos un reloj con luz?
¿Por qué dejas la frase a medias? ¿No te asfixias?
¡Termina la oración!
¡No te rías!
¡Solo ríes!
¡Y encima sonríes así, tan ambiguo! ¡Ah, bah! ¡Tan espeluznante!
Ling Yunfan intentó mantener la compostura:
—¿Eh? ¿Qué hicimos aquí?
Pero en cuanto dijo eso, notó que Ji Canghai se había inclinado hacia él. La postura entre ambos se volvió tan cercana que resultaba extrañamente íntima.
Ji Canghai apoyó las manos a ambos lados del sofá, rodeándolo sutilmente, y preguntó con una sonrisa:
—¿De verdad no recuerdas nada?
Ling Yunfan respondió de inmediato:
—No.
¡Ni de pta casualidad! ¡Han pasado más de tres años sin verte! ¿De dónde sacaste eso de que elegimos juntos un sofá? ¿Por qué no mejor dices que viajamos juntos a la Edad del Bronce para luchar contra la flota trisolariana? ¡Eso sería más creíble!*
Ji Canghai se inclinó aún más. Su voz sonaba cada vez más suave, cada vez más peligrosa:
—Entonces… ¿por qué no lo recreamos? Tal vez así puedas recordarlo.