Accidentalmente casado con un tarro de vinagre

Capítulo 19


No era de extrañar que Zhang Kai no hubiese considerado a Qin Yiheng. Vestía un traje, no hablaba, llevaba un abrigo grueso colgado del brazo y estaba de pie en la puerta, muy educado. Zhang Kai, de espaldas, solo lo había mirado rápidamente y pensó que era un cliente de Chu Yi.

Chu Yi se quitó el abrigo que Zhang Kai le había prestado y se lo devolvió. Al ver que no lo aceptaba, simplemente lo dejó sobre la silla a su lado.

Zhang Kai seguía dándole vueltas al matrimonio de Chu Yi, aunque ahora algo más tranquilo. Al darse cuenta de que alguien seguía en la puerta, preguntó en voz baja:

—¿Quién es? ¿Quién exactamente?

Chu Yi le sonrió y levantó la mano hacia la puerta.

Zhang Kai siguió la dirección de su mano y, al mirar, finalmente distinguió con claridad el rostro de Qin Yiheng.

Después de una breve pausa, soltó un espontáneo:

—¡Demonios!

Chu Yi, que lo conocía desde hacía años, entendía perfectamente el significado de ese «¡demonios!»: Zhang Kai solo lo decía cuando veía a un hombre guapo.

Temiendo que hiciera algún comentario inapropiado, Chu Yi se adelantó rápidamente hasta donde estaba Qin Yiheng.

—Permítanme presentarlos —dijo, dirigiéndose a ambos—. Zhang Kai, este es mi esposo, Qin Yiheng. Qin Yiheng, él es mi amigo, Zhang Kai.

Zhang Kai se quedó realmente atónito.

Mientras Chu Yi hablaba, Qin Yiheng tomó la chaqueta que tenía en el brazo y se la puso a Chu Yi con total naturalidad. Chu Yi, por su parte, también se dejó vestir con igual naturalidad.

Ambos se miraron y sonrieron.

Sin embargo, cuando Qin Yiheng empezó a abotonarle la chaqueta, Chu Yi mostró una leve incomodidad, como si estuviera un poco abrumado.

—¿Por qué viniste personalmente a entregarla? —preguntó Chu Yi.

—Tenía tiempo —respondió Qin Yiheng.

—¿Y esta chaqueta?

—La traje de casa.

—¿Fuiste a casa? ¡Qué molesto!

Qin Yiheng lo miró:

—¿Y aún te atreves a salir así la próxima vez?

—No.

—¿Qué debes hacer antes de salir?

—Revisar el clima.

Zhang Kai se sintió como un accesorio en medio de la escena. El aire se llenó con un fuerte aroma a romance.

Después de abotonar el último botón, Qin Yiheng alzó la mano y acarició suavemente la cabeza de Chu Yi antes de volver su mirada hacia Zhang Kai.

Este se incorporó de inmediato, adoptando una postura educada.

—Hola.

—Hola —respondió Qin Yiheng con cortesía.

No hubo más conversación. Qin Yiheng dio dos palmaditas en la cabeza de Chu Yi y dijo:

—Me voy.

Chu Yi le sonrió.

—Está bien.

Desde la perspectiva de Qin Yiheng, los párpados superiores de Chu Yi parecían una línea ondulada, con los extremos levantados. Se veía adorable y encantador.

Qin Yiheng bajó ligeramente la cabeza, pero al darse cuenta de que no era el momento apropiado para un beso, volvió a incorporarse.

Chu Yi lo acompañó hasta la puerta, saludó al conductor, Xiao Chen, y observó cómo se alejaban.

—¿De verdad te casaste? —preguntó Zhang Kai con curiosidad, mirando en dirección al auto—. Además, con un hombre tan increíblemente sexy…

Chu Yi sonrió.

—¿Qué significa esa cara de orgullo que tienes?

Chu Yi alzó los brazos, feliz:

—La chaqueta de mi laogong.

—¡Por el amor de Dios! Deja de presumir.

La relación entre Chu Yi y Zhang Kai era muy estrecha; podían considerarse verdaderos mejores amigos. Zhang Kai conocía bien los antecedentes familiares de Chu Yi, así como sus historias de la escuela. Incluso viajó a Ciudad A medio año antes cuando Chu Yi le mencionó que Chen Jianshi andaba por allí.

Ese día, Zhang Kai amenazó por teléfono con ir a golpearlo. Pero cuando llegó, Chen Jianshi ya se había ido. Chu Yi, conmovido por su gesto, le compró en secreto un par de zapatos que Zhang Kai siempre había querido pero que no se atrevía a comprar. Zhang Kai bromeó después, prometiendo que haría cualquier cosa por él, incluso atravesar fuego y agua. Pero cuando Chu Yi le pidió que cocinara arroz frito con huevo, Zhang Kai lo rechazó al instante.

Nunca puedes despertar a quien finge dormir, y nunca podrás probar el arroz frito de Zhang Kai. Aunque no tengan relación directa, el resultado es el mismo: jamás ocurrirá.

En cuanto a las cuestiones sentimentales, Zhang Kai también sabía lo de Xu Zhiming y solía molestarlo con eso.

Ya de regreso en la oficina, Chu Yi le contó una versión breve de su historia con Qin Yiheng. En realidad, no había mucho que contar: una historia resumida en dos o tres frases.

Zhang Kai solo pudo reaccionar con un largo “¡wow!”, seguido de un clic de lengua y:

—Parece inventado. Si no fueras tú, pensaría que es falso.

Chu Yi se encogió de hombros.

—¿Y tú y Xu Zhiming?

Chu Yi rodó los ojos:

—Suficiente.

—Vale, vale, ya sé que tu xuezhang tiene novia —dijo Zhang Kai—. Pero aun así, ¿no lo vas a contar?

—No tiene nada que ver. Nunca hubo nada entre nosotros.

Zhang Kai se rió más fuerte.

Chu Yi solo pudo mirarlo con impotencia.

Después de reír, Zhang Kai preguntó:

—¿Cuánta gente sabe que estás casado?

Chu Yi dejó de sonreír.

—Se puede contar con una mano.

—Vamos, cuéntame.

—Tú, la madre de Qin Yiheng, su conductor, su asistente, la señora de la limpieza… —dijo mientras doblaba sus dedos uno por uno y luego los cerró en un puño—. Y los trabajadores de la Oficina de Asuntos Civiles.

Zhang Kai se sorprendió:

—¿Ni tu madre lo sabe?

—Le mencioné que estoy en una relación. Estoy esperando a que Qin Yiheng tenga tiempo para presentárselo.

—Ah…

—¿Y no se lo vas a contar a tu xuezhang, Xu Zhiming?

Chu Yi torció la boca. Zhang Kai estalló en risas.

—Está bien, ya no diré nada.

Probablemente porque Chu Yi siempre se comportó de forma ejemplar, nunca tuvo una relación seria y el único escándalo conocido fue con Xu Zhiming, Zhang Kai no perdía oportunidad para burlarse.

—No hace falta —dijo Chu Yi—. Si algún día Qin Yiheng decide hacer una boda, tal vez le mandemos una invitación.

Zhang Kai chasqueó la lengua:

—Eso es cruel. Tu xuezhang estaba colado por ti.

—No digas tonterías.

—No lo es. En ese momento él… —Zhang Kai hizo una pausa—. Olvídalo.

No valía la pena hablar del pasado. Además, Chu Yi no parecía interesado en ese tema.

Él solo respondió con un “mn mn” y volvió al trabajo.

Zhang Kai, sin insistir más, siguió preparando el té.

Chu Yi, aunque parecía concentrado, sacó el móvil discretamente. Sabía que Zhang Kai querría quedarse con él, y no pensaba dejarlo solo en un hotel. Era más lógico que se quedara en su nueva casa.

Pero no preguntó directamente a Qin Yiheng mientras estaba allí, temiendo que este se negara.

Escribió:

Chu Yi: ¿Puede Zhang Kai quedarse en nuestra casa esta noche?
Chu Yi: Normalmente se queda en mi casa cuando viene a Ciudad A.

Guardó el teléfono en el regazo y siguió trabajando.

Minutos después, su teléfono vibró. No había desactivado la vista previa, así que pudo leer la respuesta de inmediato:

Qin Yiheng: Está bien.

Chu Yi sonrió y volvió a centrarse.

Pero su móvil vibró otra vez.

Qin Yiheng: ¿Qué tan cercano es tu amigo?

Chu Yi: Muy cercano.

Qin Yiheng: ¿Tenemos que cenar con él?

Chu Yi: ¿Tienes tiempo?

Qin Yiheng: Sí.

Chu Yi: Dijo que quiere comer estofado esta noche.
Chu Yi: Y jugar con mi consola.
Chu Yi: ¿Puedo llevarla? ¿Puedo conectarla al televisor del salón?

Qin Yiheng: Claro.
Qin Yiheng: Le diré a Xu Jing que reserve el restaurante.
Qin Yiheng: Estoy libre a las 7.

Chu Yi: Perfecto.

La conversación terminó ahí. Aun así, Chu Yi la revisó varias veces, de arriba abajo.

Zhang Kai se acercó sigilosamente y, al verlo sonreír como tonto, preguntó:

—¿De qué te ríes?

Traía una galleta en la mano.

Chu Yi negó con la cabeza.

—No quiero.

Zhang Kai se la comió y se sentó frente a él, con una sonrisa cómplice.

—¿Hablando con tu esposo?

La palabra “esposo” le provocó un cosquilleo cálido a Chu Yi.

—Mn.

—No me digas que ya te enamoraste de él.

Chu Yi no estaba seguro:

—No lo sé.

—Vamos, con lo que ha hecho por ti… normal que te guste.

Chu Yi sonrió como si hubiese encontrado su lugar en el mundo.

—¿Verdad que sí? Es muy atento.

Zhang Kai puso cara de chisme:

—¿Qué más ha hecho? Cuéntame.

Chu Yi pensó un poco y eligió una anécdota reciente:

—Anoche soñé con mi padre. Me desperté y, sin querer, también lo desperté a él. Debe saber algo de mi familia. Le dije que soñé con mi papá, y él me dijo: “No tengas miedo, siempre estaré a tu lado.”

Zhang Kai se quedó sin palabras, con la galleta a medio tragar.

—¿De verdad se casaron la semana pasada?

—Sí.

—¿Y empezaron a vivir juntos anteayer?

—Sí.

—¿Y se casaron en la segunda cita?

—Sí.

—Qin Yiheng es demasiado bueno.

Y no solo por eso. Solo con ver cómo se miraban, uno con ternura, el otro con amor, Zhang Kai pensó:

Esto… esto es amor.

—Chu Yi —dijo con seriedad—. Felicidades.

Chu Yi sonrió feliz:

—Gracias.

—Entonces… —Zhang Kai cambió el tono—. ¿Y cómo es en la cama?

Chu Yi quedó en silencio.

Zhang Kai se rio:

—No te hagas el tímido. Aunque estabas borracho la primera vez, algo debes recordar.

Chu Yi vaciló.

—Oh… pues…

—¿Sí?

—Últimamente… también lo hacemos seguido.

Zhang Kai entendió de inmediato.

—¡WOW! ¿Y qué tal es?


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