El amor detiene los rumores

Capítulo 2


—No… —Wei Ru Song estaba muy arrepentido—. Estaba jugando en ese momento y no sabía lo que decía.

Quería arrancarle la boca a Mono Bocón, pero también reconocía su error.

—Ahora estamos jodidos. Además, ¿por qué soy yo el que hace la mamada?

Desde que el rumor se extendió, ya no había forma de detenerlo. Lo peor era que no le quedaba ni un ápice de dignidad. ¿Por qué tenía que ser él el que la hiciera?

La mirada de Xiao Nian se agudizó.

—¿Y si te la hago yo a ti?

—¡No! —exclamó Wei Ru Song, horrorizado. ¿Cómo habían terminado discutiendo sobre quién debía hacérsela a quién?

Se abofeteó a sí mismo.

—Despierta, Junior. ¿No quieres demostrar que solo somos compañeros de cuarto?

—Sí —afirmó Xiao Nian sin piedad—. Pero tú fuiste el que dijo que mi polla sabía salada.

—Ahh… —Wei Ru Song se derrumbó y fue a golpearse la cabeza contra la pared—. Voy a enmendar esto.

Se fue directo a la ducha. Cuando salió, vio a Xiao Nian jugando videojuegos como si nada. Claro, él estaba tranquilo. Después de todo, fue su miembro el que fue «chupado», y su reputación no se vio afectada. Mientras tanto, Wei Ru Song era quien había salido perdiendo.

Xiao Nian se acercó arrastrando su silla y, con tono serio, dijo:

—Junior, el Senior quiere hablar contigo. ¿Estás libre ahora?

—Sí.

—Siento que, en esta situación, soy el culpable, pero tú también deberías tener alguna reacción, ¿no?

—Sí.

—Bien. Entonces, ¿qué debemos hacer al respecto? Las acciones hablan más que las palabras. ¿Deberíamos hacer algo para demostrar nuestra inocencia?

—Sí.

—¿Estás prestando atención?

—Sí.

Xiao Nian seguía jugando, sus dedos volaban sobre el teclado en plena batalla. Wei Ru Song, también gamer, sabía lo molesto que era que te hablaran en medio de una partida. Sin embargo, Xiao Nian le respondió sin perder el ritmo:

—Dijiste que querías hablar, que soy el culpable pero tú también tienes responsabilidad, que deberíamos actuar y demostrar nuestra inocencia.

—Bien, bien, eres listo, el mejor —respondió Wei Ru Song, halagándolo para que no se enojara—. Ya no tengo salvación, pero tú, Junior, con tus calificaciones… si consiguieras una novia, los rumores se acabarían.

—No quiero.

Wei Ru Song frunció el ceño. Había ideado ese plan durante su ducha, y Xiao Nian lo rechazó sin pensarlo.

—¿Por qué no?

—No tengo sentimientos por ninguna chica. No quiero jugar con nadie.

Con esa actitud tan recta, Wei Ru Song se rindió. Ya no le quedaba otra que cargar con la etiqueta de “el senior que le hizo una mamada a Xiao Nian”.

Xiao Nian terminó su partida. Wei Ru Song lo miró con expresión esperanzada.

—¿Tienes alguna idea mejor?

Xiao Nian lo miró como si estuviera observando a un cachorro indefenso.

—No. Lo mejor será que evitemos vernos por ahora.

Como estaban en años distintos, sus horarios rara vez coincidían. Cuando compartían clase, Wei Ru Song salía corriendo para evitar encuentros. Mientras tanto, Xiao Nian se ponía los zapatos tranquilamente y cerraba la puerta sin apuro.

Pasó una semana. La gente notó que no salían juntos. Nadie se atrevía a molestar a Xiao Nian, así que toda la burla cayó sobre Wei Ru Song. Finalmente, explotó. Golpeó la mesa con sus libros y gritó a sus compañeros:

—¡Joder! ¡Si tanto les molesta, vayan y háganlo ustedes mismos!

El Mono Bocón, como siempre, echó leña al fuego:

—¿Quién se atrevería a reemplazarte?

Y así, Wei Ru Song terminó peleándose con él. Era más fuerte, así que ganó.

Al salir de clase, con el ánimo más aliviado, incluso saludó a todos con una sonrisa.

Pero los rumores evolucionaron:

“Wei Ru Song no quiso admitir que le chupó la polla a Xiao Nian, se enfureció y golpeó a un compañero.”

El rumor llegó hasta el consejero Zhou Bin. Aunque solo era unos años mayor que ellos, era de mente abierta. Pensó que Wei Ru Song, siendo bastante guapo y habiendo tenido novia, probablemente había sido víctima de una difamación. Decidió no intervenir… y volvió a jugar a sus videojuegos.

Con el tiempo, el tema pareció apagarse. Xiao Nian seguía siendo el dios del campus. Las chicas lo rodeaban intentando coquetear, pero él las ignoraba a todas. Eso solo empeoró las cosas para Wei Ru Song.

—Junior, ¿puedes hacer algo?

—¿Qué cosa?

—¡Al menos saluda a alguien! ¡Con esa actitud fría, la gente dice que solo hay dos opciones: o eres un monje o eres gay!

—Piensan eso porque ya tienen esa mentalidad —respondió Xiao Nian, tranquilo—. Estará bien si no les prestas atención.

—¡Estoy preocupado por ti!

Xiao Nian parecía acostumbrado a ese tipo de situaciones. Su Yi pensó que quizá era por haber crecido con una madre famosa y un padre adinerado.

Él, en cambio, era un virgen puro a sus veinte años. Sostener la mano de una chica ya le provocaba nervios. No era el macho alfa por excelencia, pero era tan recto que en una tormenta podría atraer rayos.


En la Universidad A, las lluvias eran comunes con el cambio de estación. Xiao Nian siempre olvidaba su paraguas, y era Wei Ru Song quien lo regañaba como una madre.

Un viernes por la mañana, Wei Ru Song dormía plácidamente. Xiao Nian, con clases desde temprano, le había prometido traer comida. Cuando Wei Ru Song se despertó, tenía hambre y vio que llovía fuerte. Miró el reloj: casi la una.

—¿Hola, Junior? ¿Dónde estás?

—En la cafetería. No traje paraguas.

—¡Te lo he recordado mil veces! ¿Por qué eres así? ¿En cuál estás?

—En la Super Delicious.

—¡Esa comida es horrible!

—Está bien.

Justo cuando salió, la lluvia se volvió una llovizna leve. Ya no era necesario el paraguas. Pensó en darle el paraguas a Xiao Nian de todas formas, pero se lo encontró a mitad de camino.

—Senior.

—Junior.

—La lluvia aflojó, así que volví.

—Vale. Yo iré a comer entonces.

Le pasó el paraguas y dio un paso… directo en un charco. Resbaló y cayó por una pendiente. Xiao Nian, alarmado, corrió tras él… y también cayó.

Zhou Bin pasaba por ahí. Al escuchar voces desde los arbustos, se acercó curioso.

—¡Ah… ah! ¡Duele!

—¡Despacio! ¡Se va a romper!

—¿Tan doloroso es?

—¡Joder! Si no me crees, ¡pruébalo tú!

Zhou Bin palideció. Reconoció una de esas voces. ¡Era Wei Ru Song!

—¿Tienes que ser tan dramático? —dijo Xiao Nian.

—¡No toques mi cintura, ah!

Zhou Bin creyó haber presenciado un acto sexual y, desconcertado, se alejó. Decidió hablar con Wei Ru Song en privado… cuando pudiera.

Mientras tanto, Wei Ru Song lloraba de dolor:

—¡Ah, mis piernas…!

—Solo es una rozadura —comentó Xiao Nian con calma—. Te llevaré de vuelta.


El lunes, Wei Ru Song volvió al dormitorio con expresión infeliz. Xiao Nian lo notó.

—¿Qué pasó?

—¡El estúpido consejero me llamó! Dijo que tener sexo en público era inmoral. ¡Le mostré mi herida! ¡Ni siquiera me creyó! ¿Acaso mi cuerpo no puede ser sensible al dolor? ¡Fui criado como un príncipe!

Y así, el rumor se confirmó. ¡El consejero había atrapado a Wei Ru Song y Xiao Nian “teniendo sexo” en los arbustos!


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