Después de convertirme en el protagonista alfa, me robé al omega carne de cañón

Capítulo 4


Después de entregar los núcleos de cristal en la salida, Qiu Zhenyang y los demás esperaron bajo el faro durante casi diez minutos, hasta que sonó la campana que marcaba el final de la prueba. Los estudiantes que no lograron salir a tiempo perdieron su calificación automáticamente.

Bajo los cien faros, miles de estudiantes esperaban con nerviosismo los resultados finales.

Aunque el requisito mínimo era entregar 100 núcleos, la Academia Interestelar había advertido que, dependiendo de la calidad de los candidatos, el umbral podría elevarse. Esta vez, el estándar se fijó en 120.

—¡Felicitaciones a quienes alcanzaron los 120 núcleos! —anunció un maestro, seguido de aplausos.

—¡Sí! ¡Lo logré!

—¡Voy a ser estudiante de la Academia Interestelar! ¡Genial!

—¡Ah no! ¡Solo entregué 119!

La emoción se mezclaba con la frustración. Algunos reían, otros lloraban.

—No se desanimen si no aprobaron —continuó el maestro—. Hay muchas otras instituciones excelentes. ¡Todos ustedes tienen un futuro brillante!

En la multitud, Ling Mu suspiró aliviado. Por primera vez, esbozó una leve sonrisa.

Qiu Zhenyang, que lo observaba discretamente, se quedó sorprendido por esa expresión. Luego sonrió también.

—¿Qué haces, Qiu Zhenyang? ¡Estás sonriendo como un idiota! —se burló Yuan Chenyu, encogiéndose con fingido asco.

—Si quieres morir, solo dilo —le respondió Qiu con una mirada fría.

Los que no aprobaron fueron dirigidos a una nave distinta. Los admitidos, incluidos Qiu y Ling Mu, fueron llevados a otra área, donde aguardaban el embarque.

Media hora después, miles de estudiantes se agolpaban frente a una nave espacial de gran capacidad. Desde una plataforma alta, el director de la Academia Interestelar se dirigió a ellos:

—Compañeros, los felicito por haber ingresado a nuestra Academia. ¡Estoy impresionado con la calidad de esta generación!

A pesar de parecer mayor de sesenta, el director Wang tenía más de ciento cincuenta años. Su voz era firme y enérgica.

—Antes de regresar, entregaremos premios a los tres mejores de esta prueba —anunció, tomando una lista—. Cao Shuhuan, 912 núcleos. Qiu Zhenyang, 908. Tao Yu, 836.

Zhenyang, que apenas prestaba atención, fue sorprendido por su propio nombre. Iba a subir al escenario, pero Chenyu lo detuvo.

—¿¡Segundo lugar!? ¡¿Y me dijiste que apenas pasaste!?

—¿Y qué? ¿Celoso?

—¡Me rindo, papá! —dijo Chenyu, alzando las manos con humor.

Zhenyang subió al escenario con una sonrisa. Ling Mu, en la multitud, lo miró con expresión compleja. Si se sumaban los dos núcleos de tercer nivel que Zhenyang le había dado, este habría superado los mil puntos. ¡El mejor resultado en la historia reciente!

Y, sin embargo, sacrificó ese logro por ayudarlo.

Ling Mu bajó la cabeza, mordiendo su labio, confundido por lo que sentía.

El director volvió a hablar:

—Estos tres estudiantes recibirán como recompensa el valor de sus núcleos en monedas federales.

La noticia causó revuelo.

Un núcleo de primer nivel valía al menos 100 monedas. El primer lugar había recolectado más de 90,000 monedas. ¡Suficiente para mantener a una familia de tres durante un año entero!

Los aplausos estallaron. Aunque los tres ganadores no necesitaban ese dinero, la admiración de sus compañeros era evidente.

—Están agotados, así que suban a la nave. Vamos rumbo a la Estrella Capital —ordenó el director.

Zhenyang quería sentarse con Ling Mu, pero la multitud lo dificultó. Se vio obligado a embarcar por separado, junto a los otros dos ganadores, Cao Shuhuan y Tao Yu, quienes lo saludaron con entusiasmo.

—¡Qiu Zhenyang! —gritó alguien a sus espaldas.

Era Zhuo Hang, un viejo amigo, que se abrió paso entre la multitud cargando a alguien.

—¡Te traje a Cheng Anan sano y salvo!

Zhenyang alzó las cejas al verlo. Cheng Anan, el omega protagonista original, lucía tal como lo describía la novela: bello, refinado, con ojos azul oscuro y piel blanca como la nieve. Cautivador.

Pero a Zhenyang no le despertó ninguna emoción.

—Gracias, amigo. Te invitaré a cenar —respondió, con amabilidad.

Zhuo Hang le dio una palmada en el hombro, orgulloso.

Cheng Anan, en cambio, se sintió incómodo. Esperaba una reacción más entusiasta. Su plan era oficializar su relación con Zhenyang ahora que “casi” había cumplido con la condición de obtener el primer lugar. Aunque la había puesto solo como excusa, contaba con el estatus de Zhenyang para abrirse paso en la academia.

Viendo su indiferencia, intentó causar celos.

Cuando los otros dos ganadores se acercaron, Cheng Anan saludó con cortesía, pero al estrechar la mano de Cao Shuhuan, lo hizo con una sonrisa deslumbrante y una mirada seductora.

Los alfas rara vez podían resistirse a un omega así. Cao quedó embobado.

Zhenyang, al ver la escena, frunció el ceño. No por celos, sino por desagrado.

¿De verdad cree que sigo en su bolsillo?


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